sábado, 30 de junio de 2012

Leandro N. Alem


Leandro N. Alem 

Leandro Alem, el de las largas barbas plateadas ya, el de los ojos vivos y fulgurantes, el de la palabra vibrante y perentoria, el caudillo, el jefe, el hombre de la calle y de la plaza pública, que arrebataba a las multitudes cuando les hablaba por ellas, equivocado o no, cuando los llevaba adonde él quería llevarlas, casi ídolo con su ascético rostro, con su vida clara, con su altruismo extraño, y así ha muerto, tendido sobre una mesa, cubierta la cara ensangrentada con el poncho de vicuña de sus amores nacionales.

Por qué?

Todos preguntaban el por qué, todos querían conocerlo, y habrían cuestionado al cadáver si hubiera podido contestar, y quedaban mudos ante ese enigma. ¿Como, cuando se es jefe de un partido poderoso, cuando se influye en los destinos de una nación, cuando se ha llegado a una popularidad casi sin precedentes, se puede cortar así el hilo de una existencia, saltar así a la nada, romper así con todo lo que sonríe y lo que promete?

Hombre maduro, el doctor Alem había hecho muchos sacrificios y, llegado el momento del balance, se había encontrado él solo en pérdida, después de haber puesto casi todo el capital.

Muere en su teatro, en la calle de sus triunfos, y las causas de su muerte no han de conocerse tal vez por entero.

Su amigo Francisco Barroetaveña está consternado. Hace una hora conversaba con él y “Leandro nos entretenía con burlas amistosas”, recuerda, y lo confirman sus amigos Demaría, Torino, Saldías, apesadumbrados como él frente a su muerte. “No, no puedo creerlo, no quiero creerlo –dice Barroetaveña-, ¿por qué se mato Alem? Yo no encuentro una causa razonable, si es que se puede justificar con estas palabras la siniestra resolución en los más insoportables momentos de la vida … ¿qué lo ha llevado al suicidio? ¿la pobreza? Pero si Alem era uno de esos sublimes menesterosos cuya elevación de ideas y pensamientos les impide conocer y codiciar las ventajas del dinero; que suelen terminar con los pies en un hospital, pero manteniendo siempre la cabeza y el corazón en las nubes, que se empobrecen haciendo el bien y no se avergüenzan de alimentarse “como las aves del cielo” y de vestirse “como los lirios de los campos” cuando falta el trabajo honrado y dignificante; que persiguen como objetivos de la vida la práctica del bien, del deber y de la virtud; el ejercicio del derecho y el reinado de la justicia; y que desde la plataforma de su elevada misión compadecen la opulencia de Creso … ¿Alem deprimido? Pero ¿Cómo?, ¿por quién? ¿de donde le vino esa persistente obcecación? ¿si Alem, en los pontones, en la cárcel infecta, en la miseria, víctima de la difamación, en la soledad o en el infortunio era siempre el repúblico altivo y brillante que se agrandaba ante la adversidad?

Se corre la voz: Alem ha muerto. En las casas del suburbio hay quienes lloran y quienes callan como cuando pasa un ángel.

(*) fragmento del libro de Pedro Orgambide "Leandro N. Alem o la noche es buena para el adiós"

miércoles, 27 de junio de 2012

Arturo Illia por Raúl Alfonsín, fragmentos



He dicho vida y obra, automáticamente. Sin embargo, como en los grandes hombres, la vida y la obra eran, en don Arturo Illia, dos facetas de un mismo y solo impulso. Vivía para obrar, y obraba según vivía, gracias a una consustanciación que se volcaba en exclusividad al prójimo, a la causa del género humano, su único interés, su desvelo constante.

... Arturo Illia fue el líder que las circunstancias definitorias de un cambio requerido que la Argentina necesitaba.

... Porque aquel gobierno sin venalidades ni ilícitos, aquel gobierno que obedeció a rajatabla los principios constitucionales y mantuvo la más celosa guarda de los derechos humanos, aquel gobierno en el que no se practicó la tortura ni los arrestos ocultos, aquel gobierno en que no se detuvo ni persiguió a un sólo argentino por sus ideas o sus opiniones, aquel gobierno que no cerró diarios ni ejerció censura ni presión alguna, aquel gobierno que se atuvo al federalismo al cabo de décadas de unitarismo disimulado, aquel gobierno que no interfirió en la vida de los partidos ‑incluyendo al justicialismo, al que reintegró a la normalidad electoral en 1965, tras un decenio de vedas y limitaciones‑, ni en la actividad de los sindicatos, los gremios de empresarios, los centros de arte y de ciencia, las universidades, ni en la vida de los creadores y los pensadores, ni en la del mero ciudadano; aquel gobierno que observó no sólo la letra sino además el espíritu de la Constitución de un modo desconocido hasta entonces desde 1930, y no repetido en la larga década y media posterior a su caída; aquel gobierno también fue ejemplar en materia de economía y justicia social. ...
... Pero así como ahora nuestro país parece enmarañado con intereses que se cruzan y se avienen y en ciertos sectores la sociedad pareciera perder valores éticos fundamentales, eran tiempos peores los que vivía la República cuando asumía la Presidencia de la Nación el doctor Arturo Illia. El país estaba en una espesa bruma, en un estado de derrota, a veces daba la imagen de una división casi esquizofrénica entre los hechos y las palabras; no encontraba el rumbo, prisionero el pueblo de una desorientación que le impedía encontrar el camino que lo sacara de la decadencia y de los enfrentamientos, y lo llevara decididamente hacia el crecimiento con equidad y paz. Tiempos duros y difíciles. Por eso no alcanzó un gobierno extraordinario como el de Don Arturo para consolidar la democracia.

... El período de gobierno de don Arturo transcurrió en un momento en el que aun tenía plena vigencia la cultura autoritaria y antidemocrática que se había venido sedimentando en la población desde los años 30.
... Su desgraciada destitución invirtió el desarrollo histórico de la Argentina por muchos años, lapso absolutamente irrecuperable, que además nos llevó al dolor de la lucha fraticida, al estancamiento y a la dependencia.

... El absurdo golpe de Estado perpetrado contra el Gobierno de don Arturo Illia, también provocó un verdadero desastre nacional, cuyas consecuencias aún estamos pagando. Se invirtió el sentido del cambio. Vastos sectores de nuestro pueblo comprendieron la naturaleza profundamente antinacional y antidemocrática de un hecho que quebraba una línea de cambio orientada a engrandecer la libertad, la dignidad y la búsqueda de la igualdad, para provocar episodios que en definitiva venían a fomentar la injusticia y la entrega.
... Otros sectores, frente a aberrantes y desconocidos desafíos supusieron que por la vía democrática no se lograría jamás un avance, que los esquemas interpretativos clásicos habían perdido utilidad para la correcta comprensión de los nuevos fenómenos, y en última instancia se pusieron a prueba convicciones esenciales y se buscó el cambio por otros caminos que impulsaron verdaderas regresiones.
... Es cierto que el derrocamiento de Illia tuvo todos los ingredientes clásicos de los golpes de Estado en cualquier parte del mundo: actividad conspirativa en los cuarteles, connivencia civil, respaldo de grupos económicos, contexto internacional favorable, etc. Pero también es cierto que contó con un sustrato cultural que desde distintos ángulos alimentaba actitudes de desprecio hacia la democracia y que condicionó en gran medida el comportamiento de la población.
... Sectores de la oposición, sin duda, desempeñaron un papel importante en este proceso, quizás sin advertirlo, incluyendo la línea de acciones claramente desestabilizadoras que adoptó desde el comienzo su componente sindical, y culminando con el apoyo brindado por el gremialismo al golpe de 1966. 

... Pero don Arturo Illia tenía comprobado que la democracia, esa alianza estrechísima e indisoluble de las libertades y las justicias, de todas las libertades y todas las justicias, no sólo era el sistema determinado por nuestras leyes sino el régimen apto para el crecimiento material y moral de nuestro pueblo.
... Paciente, firme, empeñoso, lúcido, soportó las andanadas de la crítica y los embates de la oposición. Le importaba sobremanera la unión nacional y el bienestar del pueblo, y a estos fines superiores consagró la misma dedicación, el mismo celo y las mismas dotes de político y estadista que había demostrado en sus anteriores gestiones públicas.
... Nadie, casi nadie puso en duda, en aquellos años de 1963 y a 1966, la rectitud legal ni la honestidad administrativa de don Arturo Illia y de su gobierno. Pero todos, casi todos desmerecieron la obra económica, social y cultural que llevaba a cabo, o la negaron sistemáticamente. Y sin embargo, ¡qué obra estupenda!
... Así, al alba del 28 de junio de 1966, Don Arturo Illia fue desalojado de la Casa Rosada, sin miramientos y con alevosía, como si se tratara de un enemigo; peor, ya que a los enemigos se los considera en el campo de batalla, y se les dispensan ceremonias de las que no gozó este gran presidente de la legalidad y el orden constitucionales, este devoto ciudadano, este patriota cuya sensibilidad social es hoy legendaria.
... Este hombre culto y generoso, amante de su pueblo, que apenas derrocado llamó al escribano general de gobierno para formular su declaración de bienes. Sólo conservaba su casa en Cruz del Eje, obsequiada en 1947 por sus vecinos, y los útiles de su consultorio. Había perdido hasta su automóvil y los depósitos bancarios que tenía al asumir.
... Mil movilizaciones debieron parar al país la noche de aquel fatídico 28 de junio. Mil movilizaciones del pueblo que gritara libertad. Pero se caían los brazos ante una comunidad nacional que protestaba y que no se sentía feliz. Se caían los brazos en una sociedad donde desgraciadamente los rencores estaban a flor de piel y donde no encontrábamos la fórmula para superar el desaliento y el derrotismo, porque mejores eran los resultados y más negativa era esa actitud casi generalizada de desánimo y a veces de tristeza.
... Poco tiempo después de su derrocamiento, sin rencor alguno, escribía este hombre admirable: “seis meses es tiempo suficiente para que nuestros conciudadanos reconozcan cabalmente las consecuencias del cambio operado en la conducción económica del gobierno... La aparente simplificación que supuso la supresión de los controles institucionales para lograr mayor eficiencia, ha fracasado y todos comprendemos ya que la democracia orgánica y seriamente practicada es el único camino capaz de asegurar en libertad u justicia el crecimiento ordenado.”
... Señalé al comienzo que Don Arturo había obrado según su vida, y que había vivido de acuerdo con sus obras. Y lo siguió haciendo hasta su muerte, el 18 de enero de 1983, nueve meses antes de que los argentinos, ahora sí libres de la confusión, de la intemperancia, del desinterés; ahora sí confiados en sí mismos, optaran definitivamente por la democracia. No por un partido, no por un hombre; por la democracia, como él anhelaba, como él se había esforzado porque lo anheláramos todos, como él se desveló para que lo sintiéramos todos, para que todos lo entendiéramos, para que todos lo propagáramos, para que todos nos hiciéramos beneficiarios y defensores de la democracia, para que todos abrazáramos las libertades y las justicias, para que todos, en fin, fuéramos dignos de nosotros, y dignos de la Argentina, la Argentina que nos merecemos.
.... Cuando fui electo Presidente en 1983, tuve la fortuna de ser el heredero, por voluntad de la mayoría, de una Argentina nueva en cuyo nacimiento don Arturo Illia tuvo responsabilidad decisiva. Y ahora los argentinos piden que sus dirigentes no pierdan el rumbo, que no caigamos en nuevas confusiones, en nuevas intemperancias, en nuevos desintereses, que terminemos de desterrar la manipulación, el revanchismo, el egoísmo. Que confiemos cada vez más en nosotros. Que no reiteremos los desastres de aquel tiempo ya lejano y, a la vez, tan próximo.
Que no aticemos el encono, vistiéndolo de expresión de ideas. Que nuestros gobernantes, periodistas, nuestros sindicalistas, nuestros estudiantes, nuestros políticos, nuestros militares, nuestros empresarios, nuestros creadores de arte y ciencia, nuestros religiosos no dejen nunca de divisar el límite entre la democracia y el ataque solapado al sistema democrático. Que no franqueen ese límite, como tantos sectores lo hicieron, a sabiendas o indeliberadamente en los mil días de gobierno de Don Arturo Illia. Insisto con esta frase de Don Arturo: "Si no se vive la democracia, la libertad, la justicia, uno se está muriendo". Basta de morir en la Argentina.
... Creo que este es el mensaje para hoy de Don Arturo: la necesidad, no solamente de hacer buenos gobiernos sino la necesidad de hacer docencia de la democracia. Por eso, en estos días que vivimos, donde hemos alejado ya definitivamente el fantasma de los golpes de Estado; en estos días que vivimos, donde por encima de nuestras lógicas discrepancias requerimos un absoluto marco de respeto por las instituciones de la democracia para desarrollar dignamente nuestra vida institucional; en el marco también de discusiones que a veces son agrias, debemos recoger ese mensaje para proclamar sin distinción de partidos políticos que por encima del acierto o del error del gobierno, lo que interesa a los argentinos es una lucha permanente por el estado de derecho, por la calidad de las instituciones de la Nación, por el debido proceso, y por la dignidad de los hombres.
... Merecería haber vivido este tiempo don Arturo Illia; con sus dotes de estadista le hubiera sido más fácil desenvolverse en la búsqueda de una República asentada, y en plena lucha para transformar a esta Nación en una democracia con igualdad de oportunidades y en la que cada persona reciba lo que le corresponde por el sólo hecho de vivir en esta sociedad. Hemos aprendido muy duras lecciones y estamos absolutamente persuadidos de que solamente a través de las instituciones de la democracia es como vamos a afianzar la posibilidad de la justicia y de la paz en nuestra patria. Arturo Illia nos dejó su mensaje de paz, de austeridad, su sentido exquisito del respeto por la personalidad humana, y casi por obligación debemos transitar ese camino, exactamente ese camino, para hacer la Argentina que nos merecemos.Illia murió el 18 de enero de 1983, cuando ya podía presentirse el triunfo de sus ideales y el reconocimiento a su lucha.
.... Hoy nos podemos preguntar si en realidad está muerto este hombre. Si los argentinos somos capaces de aprender de la terrible experiencia que hemos pasado y sabemos juntar el coraje cívico con la madurez política, y todo eso en el tono de una alegría de fondo sin la cual los pueblos marchan hacia el suicidio; si los argentinos aprendimos todo eso, Arturo Illia estará más vivo que nunca entre nosotros.
... Querido don Arturo, muchos años después, en un nuevo milenio, así seguimos entendiéndolo.. Muchas gracias por lo que hizo, por lo que nos enseñó y por el legado democrático que perdurará por más tiempo que en la vida de nuestros corazones, en las profundidades de la vocación patriótica de los argentinos.

Raúl Ricardo  Alfonsín (2008)

lunes, 25 de junio de 2012

A cien años de la revolución chacarera

La estructura social del campo en el momento en que se desata la rebelión, estaba integrada por terratenientes, arrendatarios y subarrendatarios. Estos últimos se encontraban sometidos a los terratenientes a través de contratos que establecían, entre otras cosas, rentas impagables y la obligación de comprar herramientas e insumos a quien el terrateniente mandare, e imponían al colono las responsabilidades de una mala cosecha. Se llegó a un punto en que, por más que el colono trabajara de sol a sol y por buena que fuera la cosecha, al final de ésta no le quedaba ni lo más elemental para subsistir. 
 
Si leemos el Libro: "La condición de las clases trabajadoras", de Juan Bialet Massétenemos una radiografía clara del tratamiento infrahumano que recibían los colonos.
 
El proceso que desembocó en el Grito de Alcorta fue muy complejo, la mayoría de los arrendatarios y medieros eran extranjeros (en algunas zonas llegaban al 80%), y en el campo primaba el individualismo y la desconfianza, lo que dificultaba la organización gremial.  A pesar de esto, a principios de 1912 los chacareros organizaron sus primeras reuniones, ayudados por los sindicatos de estibadores y oficios varios, los Centros de Estudios Sociales dirigidos por los Anarquistas y los braceros, que tenían una gran tradición de lucha.
 
El detonante del Grito de Alcorta fue la formidable cosecha de 1912, al comprobar los chacareros que luego de pagar las deudas nada quedaba para ellos.
En 1912 los chacareros arrendatarios de la pampa húmeda en tanto víctimas de expoliaciones por parte de los terratenientes y movidos por la prédica anarquista y socialista iniciaron una serie de manifestaciones, mitínes y huelgas en el sur santafesino, en el noroeste bonaerense, en el sur este de Córdoba y en la provincia de La Pampa. En todos los casos se trato de protestas por las malas condiciones de contratación que los vinculaban a los terratenientes.
 
El Grito constituyó una Gesta que engrandeció.  Tuvo como base primera la lucha contra la injusticia y la desigualdad social. 

Esos territorios fueron aceleradamente traspasados a manos privadas, transformándose inmediatamente en inmensos latifundios.
En la zona norte de la provincia, por ejemplo, Mariano Cabal poseía más de 2.000.000  de hectáreas. Los Alzaga Unzué tenían 400.000 hectáras, los Anchorena 380.000, los Leloir 180.000.Asimismo, la población de la provincia se cuadruplicó y la cantidad de colonias alcanzó las 350. Comienza a conformarse un nuevo grupo social, compuesto por inmigrantes agricultores dispuestos a trabajar la tierra, a lograr una mejor calidad de vida que la que podían esperar en Europa, cada uno con sus costumbres, con su lengua.
 
Alrededor de 1910, el sueño de muchos inmigrantes comenzaba a transformarse en pesadilla: para los agricultores arrendatarios del sur de Santa Fe no sólo se volvió impensable comprar tierras, sino que se encontraban sujetos a contratos desmedidos, que coartaban todas sus libertades, que los mantenían viviendo en la miseria, casi esperando todos los días ser desalojados de la chacra por motivos absurdos.
Como corolario de esta situación, la langosta y la sequía hicieron que se perdiera la cosecha de 1911 y los arrendamientos alcanzaron su punto máximo en precio. Esta situación despertó a los arrendatarios, que sintieron la necesidad de gritar basta, que quisieron seguir soñando aquel sueño engendrado en la Europa natal. Vinieron a Argentina para cambiar su situación de miseria y pobreza, y por eso mismo, no estaban dispuestos a conformarse con lo que la realidad les ofrecía.


Creyeron que esta era una causa conjunta. Comenzaron a reunirse, sabían organizarse y lo hicieron aquí, en Argentina, en la pampa gringa, en Santa Fe.


Alcorta y Bigand compartían la colonia La Adela, administrada por la firma Genoud, Benvenuto, Martelli y Cía, que subarrendaba la tierra a doscientas once familias por el 34 % de la producción, trillado, embolsado en bolsas nuevas y puesto en estación, con contratos de un año de duración. Además, los arrendatarios estaban obligados a comprar y vender en elalmacén de ramos generales de la empresa, trillar y desgranar con sus máquinas y hacer todos los seguros con ellos.
 
En estas reuniones comprenden que la salida sólo puede ser conjunta, que debían unirse para reclamar a sus patrones, y que la conformación de una liga agraria los ayudaría a organizarse. Conforman, así, la Sociedad Cosmopolita de Agricultores de Firmat, primera liga agraria de la provincia, que agrupaba a los chacareros de la zona.
En marzo de 1912 escriben un Manifiesto en el que alentaban a los colonos a unirse a la protesta y en una reunión a la que asiste Francisco Bulzani, arrendatario de la colonia La Adela, éste se hace cargo de distribuirlos en Alcorta, Bigand y Bombal.

Manifiesto que comenzó a circular en el sur de la provincia a fines de 1911, principios de 1912, elaborado por la Sociedad Cosmopolita de Firmat. Francisco Bulzani, que asistía a las reuniones de esta entidad, tomó el manifiesto para distribuirlo en Alcorta, Bigand y Bombal . Dice el  Alfredo Luís Cecchi:en su libro "Tras la huella socialista en Firmat". Francisco Bulzani, se convierte en voz de los pesares de los chacareros y poco a poco, fueron sumándose: Francisco Perugini, Francisco Gilarducci, Francisco Menna, Nazareno Lucantoni… El Padre José Netri, el comerciante Ángel Bujarrabal.


En el libro "El Grito de Alcorta"  el escritor rosarino Plácido Grela, en un enjundioso trabajo de investigación  histórica titulado "El Grito de Alcorta", hace un pormenorizado análisis de los sucesos protagonizados por los colonos de la región, atropellados y explotados por los terratenientes insensibles a los padecimientos de las mujeres y de los hijos de estos poco menos que esclavos que con motivo de la fervorosa protesta fueron encarcelados.  Menciona un relato de José Gilarducci, uno de los principales organizadores de la huelga:
“Con seis o siete compañeros, los colonos Damián Arfinetti, Francisco Bulzani, Domingo Biagotti, Nazareno Lucantoni y Francisco Menna, a quien posteriormente asesinó la policía durante una reunión agraria en Firmat, solíamos reunirnos en un sótano de la casa del comerciante Bujarrabal. “Era un buen mayorista don Ángel Bujarrabal” —recuerda Gilarducci-, “porque él fue quien principalmente nos aconsejaba de que hiciéramos la huelga y peticionáramos lo que nos correspondía: la rebaja de la tierra. “Al principio teníamos miedo porque la policía nos amenazaba y nos encarcelaba por perturbadores del orden, por eso en la casa de ramos generales, en el sótano entre comestibles, artículos de labranza y cajonería, nos reuníamos y discutíamos la huelga.” María Robotti, esposa de Francisco Bulzani, alentaba a declarar la huelga.
 
José María García en su libro: "El campo argentino a 60 años del Grito de Alcorta" citó a "entre los fundamentalmente dirigentes agrarios que dirigieron el movimiento  se destacaron Francisco Bulzani, agricultor arrendatario del campo "La sepultura", gran latifundio y adeás maestro de escuela, los agricultores Luís Recovelli, Hermenegildo Gasparini, Francisco Capdevila, Nazareno Lucantni, L. Bó, Domingo Giampullo y otros. Fue gran colaborador del movimiento José Bellotti, cambista de la estación de Alcorta."
 
Consultaron al abogado ítalo-rosarino de ideas mazzinianas  Dr. Fracisco Netri para pedirle redactara un modelo de contrato especificando las reformas que los chacareros creían necesarias. El Dr. Netri no sólo aceptó el pedido, sino que se comprometió a asistir a la asamblea del 25. 
 
El diario "La Capital", de Rosario del 26 de junio de 1912 publica: Más de dos mil agricultores de Alcorta, Bigand, Bombal, Carreras, Firmat y San Urbano (Melincué) asistieron a la asamblea en el local de la Sociedad Italia de Socorro Mutuo e Instrucción el 25 de junio de 1912. Además de los colonos presentes, las delegaciones de las localidades vecinas acercaron petitorios firmados por dos mil colonos más. "El aspecto era imponente, pues aquella gran masa de hombres acostumbrados a empuñar el arado, convertida en asamblea deliberante, causaba una impresión casi exótica y semejante en algo a la que producen en el ánimo del observador los grandes concursos populares en que se debaten cuestiones ideológicas, de índole política o doctrinaria, en pro del resurgimiento de las colectividades concientes de sus derechos".
 
El 15 de agosto, en una nueva asamblea, se aprueban los estatutos para la Federación Agraria Argentina redactados por algunos de los agricultores, y Antonio Noguera es designado presidente del Comité central. El Dr. Francisco Netri ocupa el lugar de asesor letrado. De Alcorta participan del Comité Central Francisco Bulzani, como Primer Vocal Titular, y Francisco Perugini, como Prosecretario


En el número 1 del Boletín de la Federación Agraria Argentina, dice el Dr. Netri:
“El grito de rebelión proclamado en Alcorta el 25 de junio ppdo., está por cerrar una página de las más hermosas del histórico movimiento. La huelga agraria que ha tenido la virtud de levantar a más de cien mil colonos en Santa Fe, primero, y sucesivamente en Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y territorio de La Pampa, puede decirse que está terminada después de tres meses de sacrificios, heroicamente soportados por los cultivadores de la tierra.
 
Muchos de nosotros descedemos de estos Gringos  bisabuelos, abuelos, padres que no son estancieron, sino que tuveron unidades agrarias desde dónde laboran lo más preciado de nuestro país.
 
El 5 de octubre de 1916 mientras caminaba desde su casa a la Federación Agraria Argentina que fundó y de la cual era presidente, el Dr. Francisco  Netri fue emboscado por un asesino a sueldo –Carlos Ocampo – en Urquiza al 1200 entre Mitre y Entre Ríos, de Rosario.  “Un par de balazos por sorpresa, a traición, le provocaron la muerte. Tenía apenas 43 años, una joven esposa y cinco hijos”
 
Antonio Dicidue estando en la chacra, y  con 18 años, abraza la causa del cooperativismo agragrio y relata en su libro que Francisco Netri   "jamás cobró un solo peso por su actuación en la jornada del 25 de junio de 1912 en Alcorta, ni durante los cuatro años que en forma exclusiva dedicó todas sus actividades a la causa de los agricultores y de su organización sindical. Al contrario, puso al servicio de los mismos, la familia agraria toda, su inteligencia, su extraordinaria capacidad de trabajo, su experiencia, su fortuna, su coraje personal, la tranquilidad de su hogar, el porvenir de sus hijos y sacrificó su vida. Era un idealista íntegro, en el amplio sentido de la palabra". 
"Coronatti, Piacenza, Tornatore,
y María de Alcorta, la del Grito.
Ella en la tierra, para que la pisen,
en cada brazo un niño.
JOSÉ PEDRONI

sábado, 2 de junio de 2012

Mafalda y la Constitución de Santa Fe


La pluma de Joaquin Salvador Lavado, conocido popularmente como Quino, puso en boca de uno de sus personajes más celebres: Mafalda, una frase que se aproxima bastante a lo relacionado con la reforma de la constitución en la provincia de Santa Fe: “Lo urgente no deja tiempo para lo más importante".

Así, como tantas veces ya ocurrió a lo largo de medio siglo, el gobernador de turno, en nombre de los santafesinos plantea la necesidad de la reforma de la carta magna provincial y la oposición de turno, en nombre de los santafesinos sostiene que la misma no es un tema prioritario.

Lo concreto hasta aquí es que desde la reforma de 1994, nuestra provincia sigue teniendo esa asignatura pendiente, constituyendo todo  un sinsentido no haber aggiornado nuestra Carta Magna a la nacional, privando a la ciudadanía santafesina de más y mejores derechos, garantías e institutos que aseguren la construcción de un Estado provincial legítimo y moderno.

Valorando los impedimentos de la reforma constitucional en nuestra provincia, el eje del mal ha tenido epicentro fundamentalmente en dos cuestiones, reelección del gobernador y mayoría automática en la Cámara de Diputados provincial.

En relación a la primera, observamos que la coyuntura nos invita a debatir sobre la reforma constitucional a partir de la re re-elección de la actual mandataria y quienes la sostienen en el orden nacional paradojicamente en la Provincia de Santa Fe consideran a la reforma como un tema no prioritario.

En cuanto a la mayoría automática en la Cámara baja, la actual composición conformada a través del voto de la ciudadanía el año próximo pasado da un veredicto irrefutable sobre la necesidad de derogar tan cuestionado modo de integración de dicho cuerpo legislativo, eximiendo de mayores análisis al respecto.

En la inteligencia de que la actualización de la Carta Magna constituye una cuestión trascendente, la misma  deber ser el producto de un amplio consenso, imponiéndose un debate abierto, vigoroso y transparente donde se priorice a la ciudadanía santafesina y se dejen atrás las tentaciones hegemónicas de un gobierno o de un partido.

Así, con vocación reformista acreditada el Radicalismo en nuestra provincia tuvo y tiene para aportar un amplio bagaje de ideas que orgánica y sistemáticamente ha impulsado para incorporar a la nueva redacción de la Constitución, a partir de las cuales se asegure la representación ciudadana y territorial a partir de la vigencia de las cámaras de Diputados y de Senadores, la constitucionalización del Consejo de la Magistratura, el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, los entes reguladores y un sistema electoral transparente que asegure la genuina voluntad de de la soberanía popular, la instauración de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y la autonomía municipal profundizando lo contemplado en la Constitución de 1921, institutos de participación ciudadana, revocación de mandatos y la consagración del derecho a la información pública, entre otros aspectos.

El compromiso del radicalismo históricamente ha sido identificado con la causa de la reparación, con la dignidad del hombre y la mujer, y fundamentalmente con la lucha por la vigencia de la Constitución. A tal punto ha sido así que el ex Presidente de la Nación Hipólito Yrigoyen esgrimió como programa de gobierno la misma Constitución Nacional.

Con esos antecedentes entiendo que, consenso, compromiso y transparencia mediante, la reforma de la Constitución es una buena oportunidad para aportar a la construcción de un Estado provincial moderno, democrático, solidario y participativo. Mafalda y los santafesinos agradecidos.