sábado, 6 de julio de 2013

Militancia radical





El uso dentro del partido del término militante es relativamente nuevo, y fue acuñado en la segunda mitad de la década del ´60 como resultante de la intensa actividad que entonces se desplegaba en contra de todas las prohibiciones.

La prohibición, la supresión de las garantías individuales, el veto a la política y las cada vez más frecuentes persecuciones, le imprimían al acontecer político un grado de dramaticidad inédito.  El régimen militar de la Revolución Argentina asentaba las bases de la "doctrina de la seguridad nacional" con mas fuerza que la de "los bastones largos".

En ese contexto, el concepto "militante", que no era otra cosa que un "activista", emerge en forma contestataria, como una respuesta renovada, opositora, con vocación de lucha. Y lo hace obedeciendo al mismo patrón semántico que el utilizado por los usurpadores de la soberanía popular. Lo hace hablando el idioma que el onganiato había obligado: el lenguaje militar.

Tal fue la aculturación que imprimió el nuevo "Estado burocrático autoritario", que muy pronto, palabras corrientes en el campo de la democracia se convirtieron socialmente en sujetos de sospecha. El término "activista", enseguida fue forzado a asociarse al de "conspiración" o lisa y llanamente, a "terrorismo". La política se había vuelto violenta, porque estaban violentando a la sociedad.

Dentro de algunos partidos políticos, ciertos sectores respondieron a la agresión desde un mismo plano. La UCR se contuvo en bloque y se dedicó desde la clandestinidad compulsiva, a la reorganización partidaria. Un espíritu de resistencia activa comenzaba a empinarse. Un nuevo modelo de la individualidad política se forjaba.

La palabra militancia, venía a demostrar que era posible revertir el concepto castrense transformándolo en instrumento de lucha cívica. Frente a la creciente militarización de las relaciones políticas, a las que prácticamente ninguna institución pudo escapar, los radicales defendieron, desde la práctica, una semántica distinta  a los rígidos vocablos militares

La acción de militar significaba, en clave radical, la democratización, y ante todo el rescate, de las virtudes teóricas que el término tenía en la esfera castrense. El partido intentaba demostrar que se podía militar también civicamente. Se les recordaba así  a los militares, desde el llano, que existía también otra dimensión aplicable al término: la de cumplir con su verdadera misión, la de ser soldados de la Constitución.

Citaremos a continuación, aquellos atributos que, interrelacionados, alcanzan a delinear una definición de "tipo ideal".
v      Las virtudes a las que nos referíamos orientan patrones actitudinales claros: constancia, permanencia, fidelidad, entrega y "espíritu de lucha"
v      La participación directa, en tanto praxis política, marca la diferencia con respecto a los "afiliados simples". La participación en la vida interna partidaria, excede la predisposición favorable a emitir su voto en elecciones internas. Los militantes concurren asiduamente a los comités y su interés por las cuestiones públicas es sumamente activo. Realizan trabajos comunitarios.  Están inmersos en un frente social determinado o específico, por lo general, elegido a voluntad. Su compromiso se respalda en trabajo intelectual o físico, en horas hombre indelegables, dedicadas a la actividad política. La forma en que se ejercen estas tareas adquiere un cariz sistemático y permanente.
v      El nivel de compromiso es alto. La identificación partidaria pasa, principalmente, por el conocimento de su historia, por la adhesión expresa a su ideología y su programa
v      Generan ideología: la acción militante adapta constantemente, en forma planificada los postulados doctrinarios partidarios a la realidad social. Son el enlace, la vía de comunicación entre la estructura partidaria y los deseos, inquietudes o demandas de la sociedad.
v      Difunden los hechos y actos del partido, tanto en forma pautada, como de manera informal
v      Su voto en elecciones nacionales es cautivo, incondicional
v      Integran una masa homogénea, respetuosa del pluralismo interno, donde si existen pugnas por lograr mayores espacios de poder y dosis de reconocimiento político "hacia arriba". Por lo tanto, contrariamente a los afiliados simples", los cambios y movimientos en la conducción interna si alcanzan a afectarlos.

Este rol, verdadero motor del partido, es asumido por una porción pequeña de afiliados. Según todas nuestras consultas, incluidos los datos aportados por los presidentes de algunos de los más importantes comités departamentales del país, rara vez, supera al 5% de los afiliados. Solo en épocas de elecciones internas o nacionales puede observarse un leve incremento, que nunca llega a duplicar con holgura esta cifra estacional, representantiva de los tiempos de "normalidad"

Nuestra investigación contempla la opinión de una gran cantidad de militantes  (61,61%), ya que en los lugares donde fue llevada a cabo, los niveles de afluencia resultaban altos.

Publicamos a continuación, dos de las definiciones mas completas vertidas por los dirigentes:
"El militante es quien tiene que buscar la forma de discutir, evaluar y tratar de interpretar los mensajes del partido como tal y llevarlo a los barrios, a los sub-comités o parroquias donde intervenga..."Pte.Cté Pcia de Jujuy Prospero Nieva

"El militante es realmente el motor de la vida partidaria, es quien está insertó en los distintos frentes políticos, sea el frente barrial, frente estudiantil, sindical, empresarial y que constituye el vaso comunicante entre la realidad socio-económica del país y la estructura partidaria. Al mismo tiempo, es a través del militante que se da el movimiento recíproco de interacción entre la estructura partidaria y la realidad."  (Dip.Nac.,Eduardo del Río-Neuquén)""

Llama la atención, la enorme importancia que en términos teóricos la dirigencia da a la militancia; pero tras  la gran mayoría de sus expresiones puede advertirse una concepción instrumental de su papel. La militancia, desde el trasfondo de la óptica dirigencial resulta importante, pero como estructura de "aparato", como maquinaria de arrastre.

Diríamos, para ser claros, que el militante sirve al partido, pero la preocupación porque aquél puede servirse de éste, casi no existe. A qué llamamos preocupación por servirse del partido? No nos referimos exclusivamente a las perspectivas de ascenso ni a la espera de prebendas, sino a la posibilidad de que la militancia desarrolle al máximo sus capacidades y su potencialidad humana en el desempeño cotidiano. Para ello es necesario, por ejemplo, aceitar el anquilosado sistema de comunicación interna, que limita o anula el acceso del militante a la información mínima indispensable para llevar adelante su  cometido. Por lo tanto, resulta imperiosa la creación de una estrategia global para atender los reclamos de una "mejor formación política", que exigen los militantes. 


(*) del libro "Unión Cívica Radical, contribuciones para un debate necesario", de Ezequiel Raimondo y Carlos Soukiassian, editado por la Fundación Arturo Illia para la Democra y la Paz

(**) en la fotografía militantes radicales de Barrio Ludueña, de la ciudad de Rosario, un día sábado con temperatura bajo cero: Juan Masriera, Cachito Osuna, Patricia Cosgrove (Sec.12 Alberdi), Mary Garay, el Flaco Lauría, Cristian Coman y Edgard Ferrari