martes, 29 de julio de 2025

El Nacho

 



Al hombre supe conocerlo promediando la década de los ochenta, a través de Vicente Betro y su esposa Olga Buzzetto (Doña

Tita), de quienes era vecino por vivir en el mismo edificio de calle 25 de diciembre al 1100.


Sabía que Ignacio Losada era radical, martillero (llegó a ser Presidente de ese Colegio profesional), avezado lector, contador de mil historias y con el paso del tiempo fui apreciando que era portador de un trato muy afectuoso conjugado con un fino humor impregnado de ironías y sarcasmos. 


También un gran cafetero / tertuliano quien no dudaba en frecuentar distintas mesas donde hubiera debate y confraternidad amistosa para abordar temas de variada índole.


A través de él supe mucho de historia del centenario partido, hablamos de la Unión Cívica Radical, de historia de la ciudad de Rosario, de la Provincia de Santa Fe, como también de la denominada Biblioteca Vigil, entre otros vastos temas.


Hombre de Comité, de esos que se quedaban hasta el final de los encuentros, de las discusiones y si había margen también seguía la marcha para compartir alguna mesa y seguir conversando con una copa y un churrasco mediante. 


También supe que tenía mesas fijas donde confraternizaba con distintos parroquianos y que era partícipe de otras actividades entre las cuales cabe mencionar la pasión por la República Española, la masonería (de la cual supo invitarme a una tenida abierta) y la radio a través de las cuales fluía tango, historia y cultura. 


Un personaje muy entrañable de esos que cuando iba llegando a algún lugar se escuchaba “hay viene el Nacho” y si no lo hacía entraba en juego una pregunta obligada: “alguien sabe algo del Nacho?”


Ha cerrado su ciclo el Nacho, para él caben todos los buenos adjetivos de la buena lengua española, más que triste por su partida, estoy feliz por haber conocido a un muy querible radical. 

domingo, 6 de julio de 2025

Tormenta de vino



Hoy amaneció nublado
y al creador le pedimos
que tenga en cuenta el milagro
de una tormenta de vino


Que se moje todo el valle
y el tinto baje del cielo
que si las calles se inundan
yo tengo un dique en el pecho


Unos lo toman por gusto
otros buscando el olvido
en cambio yo lo disfruto
cuando estoy con los amigos


Nada sería más justo
que una tormenta de vino

si no coinciden conmigo
de lo que estoy implorando
entonces suspendo el tinto
y que llueva vino blanco


Dios Mío si mucho cuesta
que me den vino las nubes
sino cae una tormenta
que por lo menos garúe