Déjame tocarte con mis palabras
ya que mis manos yacen inertes
como guantes vacíos.
Deja que mis palabra
acaricien tú cabello
se deslicen por tú espalda
y te cosquilleen el vientre.
Ya que mis manos,
tan livianas y aladas como ladrillos
ignoran mis deseos
y se rehúsan tercamente
a realizar mis más
silenciosos deseos.
Deja que mis palabras
entren en tú mente
portando antorchas
déjalas entrar
voluntariamente a tú ser
para que te acaricien
suavemente desde adentro.
Poema tomado del film "Las sesiones" y googleado que fuera, la autoría del mismo corresponde a Mark O'Brien