miércoles, 31 de diciembre de 2008

Un buen año para todos


Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un ocho por un nueve
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere
y otro que surge,
ni el cumplimiento de un proceso astrónomico
aturden o socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obliga a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del tiempo:
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito
perdure algo de nosotros;
inmovil,
algo que no encontró lo que buscaba.

Fin de año
Jorge Luis Borges


http://es.youtube.com/watch?v=6exx9CpFe3I&feature=related

martes, 23 de diciembre de 2008

Un crimen político?


Por Rogelio Alaniz

Raúl Seco Encina, el intendente de Vera, fue asesinado. El crimen tal vez sea una tragedia, un drama o simplemente una noticia policial. En cualquiera de los casos Seco Encina no merecía morir de esa manera, de un disparo a quemarropa bajo la luz rabiosa del sol de diciembre. ¿Fue un crimen político? No lo fue en el sentido social del concepto, pero de acuerdo con la información disponible la víctima era un dirigente político y el asesino también lo era.

Las diferencias que precipitaron el desenlace no fueron privadas, fueron públicas. El asesino fue el candidato peronista en las recientes elecciones. No fue intendente por muy pocos votos, pero podría haberlo sido. Está claro que el peronismo como fuerza política no es el responsable del crimen, pero lo cierto es que el criminal era un dirigente peronista y las causas que precipitaron al crimen eran políticas, por más que se confundieran con negocios privados y refriegas personales
Se dice que el asesino estaba furioso porque Seco Encina le había clausurado el hipódromo. Hay que prestar atención. No era la clausura de una cooperadora escolar o de un dispensario, ni siquiera de un local partidario, sino de un local que respondía al sugestivo nombre de “La Ilusión”.

En Santa Fe o en Rosario se habla del norte provincial muchas veces sin conocerlo. Se dice que es violento, salvaje, que en las noches de luna llena aún se siente el alarido que anuncia el malón. Son macanas. En el norte hay muchas realidades superpuestas. Como en cualquier parte. Como en cualquier parte en el norte hay gente honrada, honesta y valiente. Y también hay de lo otro. En ciertos ambientes aún se ponderan tradiciones violentas; la hombría de bien se confunde con el crimen; el honor muchas veces huele a muerte; la pobreza por un lado alienta el resentimiento y aún sobreviven empresarios, policías y políticos inescrupulosos que sólo en detalles se diferencian de los hampones.

A Seco Encina lo mató un hombre con nombre y apellido, pero fundamentalmente fue víctima de esas tradiciones. Alguien dijo que el intendente muerto no era un dechado de virtudes. No me consta ni me interesa. Que yo sepa Seco Encina no mató a nadie, pero él ahora está muerto. Esa diferencia es la que distingue al asesino de la víctima. Los dos tienen nombre y apellido. Y también filiación partidaria.

Fuente: Diario "El Litoral" - 23.12.08

martes, 16 de diciembre de 2008

El deseo imaginario


Por Carlos Vila (*)

Con una gestión municipal caracterizada por ser deficitaria, ineficiente e incluso cuestionada en materia de transparencia, sorprendió el Intendente de Rosario Miguel Lifschitz con su candidatura a gobernador.

Tras cumplir uno de cuatro años que dura su mandato, el deseo imaginario del Ingeniero Lifschitz espetado a la ciudadanía rosarina constituye todo un desatino.

Así, mientras el intendente juega a la política, para los rosarinos siguen sin resolución problemas como la pésima calidad de los servicios públicos, la basura, el ordenamiento vial, la reparación de veredas, el bacheo, el zanjeo e incluso la fumigación de mosquitos.

El municipio ordenado que recibió el hoy candidato a gobernador Miguel Lifschitz contrasta con un nivel de endeudamiento sostenido, conjugado con sistemáticos incrementos de la tasa, el drei y de las tarifas de transporte público (colectivos y taxis), donde la fotografía más elocuente es que sin el auxilio de la provincia el municipio no podría pagar el aguinaldo, aspectos estos que nos van situando en la antesala de un estado de emergencia económica.

Mientras predominan en el Señor Intendente el estado onírico y su ciber obsesión por facebook, la ciudad de rosario se ubica en el ranking nacional 3era. en materia de desocupación y 245 en lo que atañe a calidad de vida, ello según una reciente investigación del Conicet.

Habrá que hacerle tomar nota al Señor Intendente en estos tres años de mandato que le restan, que deberá ponerse a la altura de las circunstancias, esto es gobernar para la gente y relegar sus apetencias electorales, mientras ello sucede desde la oposición habrá que seguir trabajando en la elaboración de respuestas a los problemas de la ciudadanía y fundamentalmente en la construcción de una sana alternancia que deje atrás este ciclo que se va agotando.

(*) Secretario del Comité Departamental Rosario de la Unión Cívica Radical.
Nota publicada en la edición del diario La Capital de Rosario del 15.12.08

http://es.youtube.com/watch?v=v69EZptqo-M

domingo, 14 de diciembre de 2008

25 años de la Conadep





por Carlos Vila (*)

Son tiempos de celebraciones, veinticinco años de democracia, sesenta de la declaración universal de los derechos del hombre, y un hecho trascentedente en nuestro país en materia de derechos humanos que entiendo también es digno de ser evocado, hablamos de la histórica decisión política de crear la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).

Un 30 de octubre de 1983 los argentinos comenzábamos a dar una vuelta de página hacia la definitiva reinstauración del sistema democrático en Argentina dejando atrás el cruento proceso de reorganización nacional.

Bastaron apenas 120 horas de ejercicio en la función para que el flamante Presidente Constitucional de la República Dr. Raúl Alfonsín estampara su firma en el decreto nro.187/83 a través del cual se creaba la denominada CONADEP con la finalidad de investigar y esclarecer los hechos relacionados con la desaparición de personas en todo el territorio nacional.

Con la creación de esta comisión Raúl Alfonsín honraba el compromiso electoral de sostener que no habría impunidad en Argentina para quienes desde posiciones de mando pusieran en marcha procesos de violencia y exterminio.

La CONADEP tenía como funciones recepcionar denuncias y pruebas sobre delitos de lesa humanidad, para luego ser enviadas a la justicia respetando de ese modo el principio de división de poderes.

Tras nueves meses de arduo trabajo, la CONADEP elaboró el informe final denominado “Nunca más” donde constaban documentados 8960 casos de desaparición de personas, donde se individualizó a integrantes de las fuerzas de seguridad y militares relacionados con actos criminales y donde se identificaron 380 centros clandestinos de detención, material probatorio trascendente para que el Fiscal Julio Cesar Strassera pudiera formular la acusación y para la Cámara Federal que concluyó condenando a las genócidas juntas militares.

Es oportuna la mención de cada uno de los integrantes de la CONADEP para tributarles el merecido homenaje, hablamos de los académicos Hilario Fernandez Long y Gregorio Klimovsky, de los religiosos Marshall Meyer, Carlos Gattinoni y Jaime De Nevares, de los juristas Ricardo Colombres y Eduardo Rabossi, del galeno René Favaloro, de la periodista Magdalena Ruíz Guiñazú, del escritor Ernesto Sabato y de los diputados Hugo Piucill, Horacio Huarte y Santiago Lopez.

Finalmente es también oportuno destacar el coraje cívico de cada uno de los integrantes de la Conadep quienes trabajaron de modo responsable y a cabalidad manifiesta para poder desentrañar el funcionamiento del terrorismo de estado, para el juicio y castigo de los responsables, y fundamentalmente para aportar con su esfuerzo a la construcción de una República sin impunidad, con verdad y con justicia, por eso a veinticinco años de la creación de esta Comisión es más que oportuno tributarles este reconocimiento.

(*) Secretario del Comité Departamental Rosario de la Unión Cívica Radical



http://es.youtube.com/watch?v=f1QG5r7Qclc

martes, 9 de diciembre de 2008

25 años de Democracia en Argentina



Las deudas por resolver

Por Raul Alfonsin

Hace 25 años convoqué a los argentinos a construir una democracia que albergara a todos. Emergíamos de una larga noche de violaciones masivas a los derechos humanos por obra de la acción del propio Estado, pensamiento autoritario e indiferencia colectiva. Medio siglo de gobiernos militares había echado raíces en una sociedad que poco conocía de los valores de la tolerancia, el diálogo y el pluralismo que se ejerce en la libertad.

Se trataba de recuperar los valores perdidos, de darle un fuerte contenido a los derechos humanos y afianzar la dignidad perdida en años en los que el enfrentamiento y la violencia habían sepultado a la palabra. Una de mis primeras medidas fue convocar a la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep). Sus participantes, todos de probada conducta cívica, recibieron las denuncias de familiares que buscaban a los miles de desaparecidos. Había que investigar el pasado para poder proyectar un futuro en el que episodios como los que habíamos vivido no se repitieran nunca más.

Y ese fue precisamente el título del libro en el que se volcaron todas las denuncias: Nunca Más era el principal mensaje que queríamos legarle a una juventud que se incorporaba a la democracia, a la libertad, al desafío de construir una sociedad en donde las ideas se confrontaran con ideas, y no con armas. No fue una tarea sencilla porque las corporaciones se resistían a revisar un pasado que las comprometía. Pero lo logramos. Las denuncias formuladas en ese libro fueron utilizadas por la Justicia para realizar el Juicio a las Juntas y condenar a los principales responsables. Fue un hecho inédito que sentó un precedente crucial para el mundo, pero en particular para América latina, que había atravesado un largo período de dictaduras militares.

El proceso de democratización en Latinoamérica liberó a los pueblos de tiranías intolerantes y arbitrarias. La libertad ha sido uno de los grandes logros obtenidos a fines del siglo pasado. El progreso ha sido formidable. Pero también debemos preguntarnos cuántos han sido los beneficiados. Reservado para una minoría de grandes empresarios, terratenientes y grupos monopólicos este progreso no alcanzó a más de dos tercios de la población, inmersa en la desesperación del hambre, la falta de educación, de salud y de vivienda. En condiciones de marginación que nunca habíamos imaginado, millones de habitantes de nuestros países carecen de los más elementales derechos humanos. Hoy, aunque sea duro reconocerlo, la libertad es un beneficio del que disfrutamos los que no tenemos hambre, los que podemos enviar a nuestros hijos a las escuelas y universidades, los que podemos dormir en una casa sin temor al frío o la lluvia. ¿Cómo formar ciudadanos democráticos cuando están sumidos en la desesperación?

Es por eso que haber obtenido el derecho al libre sufragio y el respeto a la libertad de expresión no alcanza para tranquilizar nuestras conciencias personales. Tenemos pendiente una deuda, porque la miseria golpea a nuestra puerta y no podemos ser indiferentes a ella.

Democracia es el ejercicio de la libertad y de los derechos, pero también igualdad de oportunidades y distribución equitativa de la riqueza, los beneficios y las cargas sociales: tenemos libertad pero nos falta la igualdad. Tenemos una democracia real que nos permite elegir a nuestros gobernantes, opinar, debatir sin temor, pero coja e incompleta y, por lo tanto, insatisfactoria: es una democracia que no ha cumplido aún con algunos de sus principios fundamentales, que no ha construido todavía un territorio sólido que incluya a los desamparados y excluidos. Y no ha podido, tampoco aún, a través del tiempo y de distintos gobiernos, construir puentes firmes que atraviesen la dramática fractura social provocada por la aplicación e imposición de modelos socioeconómicos insolidarios y políticas regresivas.

Esa es la tarea que deben cumplir los gobernantes, ahora y en el futuro. Sé que no es fácil, pero si pudimos romper con los prolongados ciclos de dictaduras y hoy celebramos 25 años ininterrumpidos de democracia, también podremos alcanzar una sociedad en la que todos puedan proclamarse ciudadanos libres.


*Presidente de 1983 a 1989.

http://es.youtube.com/watch?v=a8cRyQHNitw

domingo, 2 de noviembre de 2008

Gracias


Por Pepe Eliaschev

Mirado desde afuera, se hacía cada vez más respetable, pero no abundaba para con él el afecto, ni la confianza total. El exilio había llevado a algunos radicales al exterior, pero en esencia los que nos habíamos ido del país proveníamos del peronismo, de la izquierda, o éramos independientes.

En este ámbito, Raúl Alfonsín era considerado con distinción, sin arrebatos emocionales. Su figura se había catapultado cuando en 1982 fue el primer político de peso en oponerse a la escandalosa tragedia de Malvinas, pero esa mañana del 30 de octubre, cuando tomábamos café y cambiábamos impresiones en un Sanborn’s sobre el Paseo de la Reforma del Distrito Federal, nuestra pasión política estaba encorsetada y mascullábamos nostalgia, irritación y esperanzas. Habíamos ido al consulado argentino en Ciudad de México a que nos certificaran que estábamos a más de 500 km de nuestro lugar de votación.

Imposible votar por Alfonsín ese día, pero sabíamos que el exilio terminaba y llegaba la hora de volver. Nosotros, los que nos habíamos ido del país un año y medio antes de que las Fuerzas Armadas ocuparan el poder, sabíamos que habíamos salido de una Argentina gobernada por los peronistas y que, en ese lúgubre 1974, cuando empezó nuestro alejamiento, ya eran decenas los asesinados a mansalva por fuerzas de tareas comandadas desde la Plaza de Mayo.

Ahora el momento había llegado. Era hora de cerrar una época densa, significativa, formidable y a la vez trágica. La negritud se despejaba, lo siniestro retrocedía.
Es sencillo demostrar que Alfonsín no hubiera significado lo que su figura y su proyección terminaron implicando sin la masiva y movilizada militancia que él supo motivar y que le dio sustancia y carnadura a su marcha a la Casa Rosada.

Pero al final del día, la divisa rojiblanca de su partido, desde cuya identidad activó toda su vida como hombre político, cedió preeminencia a favor del RA, asociado con el país y con la república.

Esa fue su fuerza y su mensaje, entonces imbatible. No sólo se asociaba con el mayor denominador común (sistema y patria), sino que ponía en acto una manera de vivir, experiencia democrática que pulverizaba a un justicialismo inadecuado, antiguo y ambiguo.

Alfonsín era la posibilidad de soñar con lo que durante años había estado relegado e incluso oculto. El peronismo que había hecho implosión de manera sangrienta ya en 1973 no era opción una década más tarde. No lo era porque no se proponía serlo. El aparato político que presumía de monopolizar el favor de los pobres apoyaba en 1983 la autoamnistía que se habían regalado las Fuerzas Armadas al abandonar el poder.

Alfonsín se convierte así, por definición y decisión, en conductor político de una era definida por las rupturas. Quiere ser y será el ciudadano a cargo del Poder Ejecutivo que consume el fin de la impunidad. Firma el decreto de enjuiciamiento a las juntas militares del terror, pero no se olvida de las responsabilidades de los guerrilleros que desde el 25 de mayo de 1973 prosiguieron, impertérritos, secuestrando y asesinando.

La guerrilla, que no quería ni pedía democracia alguna, no se lo perdonó. En 1989, últimos vástagos del ERP atacaron una unidad militar a sangre y fuego (La Tablada), mientras numerosos y calificados remanentes de Montoneros se alineaban con Carlos Menem, que los indultaría meses más tarde, tras mantener promiscuidad con los carapintadas.

Pero Alfonsín venía de otro escenario de valores, configurado por la necesidad de estimular la diversidad y procurar a toda costa la convergencia entre culturas y prácticas diversas. Hay que recorrer el armado humano de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas y el Consejo para la Consolidación de la Democracia para advertir y registrar claramente esa impronta democrática resistida por la fuerte marca autoritaria y corporativa que lo llevó a denunciar el pacto militar-sindical.

Su figura terminaría siendo clave y determinante con los años, sobre todo si se considera la calamidad nacional que era la Argentina de 1983 y la colosal excepcionalidad de un país que, a diferencia de Chile, Brasil y Uruguay, tuvo que abocarse a una transición democrática inédita, sin salvaguardas ni garantías.

La Argentina será en los ochenta el país donde el presidente Alfonsín zamarrea sin miramientos a un fascista párroco militar en medio de una misa, o le pone los puntos sobre las íes, y en la propia Casa Blanca, a un presidente norteamericano abocado al derrocamiento de legítimos gobiernos centroamericanos.

No descuelga cuadros. Alfonsín juzga criminales en uniforme y se aguanta pagar el precio. Va a Cuba, habla con Castro, propicia romper con la Guerra Fría en el hemisferio, y sella el fin de las hipótesis demenciales de conflicto con Chile (Beagle), apostando todo a la apertura democrática en ese país, donde el estado de derecho arribaría sólo siete años después.

Todo llega alguna vez. Este 30 de octubre, la persona a quien la actual farándula periodística denostaba con sarcasmos hace una década, pidiéndole que dejara de salvarnos, el viejo líder es hoy poderoso talismán de energías democráticas, al que ahora se acercan, para validarse, oportunistas que creyeron que se salvaban con los Kirchner, y hasta la propia Presidenta, cuyo homenaje en la Casa Rosada fue un monumental acto de hipocresía concebido para que ella resultara beneficiada del prestigio de un hombre que debe ser reconocido en la praxis política y no en los fuegos artificiales del carnaval mediático.

Ahí está él. En su batalla acumula buena dosis de errores y gruesa cosecha de fallas. Nadie mejor para admitir su humana falibilidad. Siempre me impresionó eso en él, tras haber sido privilegiado por su afecto y su respeto sólo desde que perdió todo poder; ha vivido una vida respetuosa y considerada para con sus semejantes.

Encarna aquellos valores de decoro, modestia, frugalidad y respeto que lo convierten en figura dolorosamente asincrónica en la Argentina. El ha sido piloto y camillero, estadista y socorrista, hombre de Estado y gestor de acuerdos que si bien no siempre fueron oportunos, revelaron de manera invariable una visión histórica amplia y generosa para superar los principales y más graves dilemas argentinos.

Ha afrontado, sin embargo, problemas que fotografían de manera lapidaria rasgos aborrecibles del país que no termina de morir, territorio de hegemonías supremacistas y mezquindades insondables.

No ha recibido los agradecimientos de una sociedad civilizada para un hombre que ha cumplido el papel que él quiso, supo y pudo cumplir, paradigma de una época mejor, más sana, más pacífica, superior.

Por eso, yo, libreta de enrolamiento 4.530.522, le digo gracias. Su nombre, Alfonsín, me sabe a libertad.

http://es.youtube.com/watch?v=grdTe5IZqkY&feature=related

Unas líneas sobre Alfonsín, apenas un político decente


por Julio Blanck

Raúl Alfonsín es un caballero. Y como tal, sólo defiende causas perdidas.

Así puede entenderse su llamado a la oposición para que, a través del diálogo, intente construir un frente común que se levante ante el kirchnerismo.

El mensaje del viejo líder se derramó desde la pantalla del Luna Park sobre los miles de seguidores, radicales casi todos, que se habían reunido allí para celebrarlo a él y recordar su triunfo electoral de hace 25 años, que marcó el retorno democrático. Pero los destinatarios de su palabra no eran esos que cantaban y saltaban como si el tiempo y su erosión implacable no hubiesen sucedido.

Alfonsín hablaba para Elisa Carrió, para el vicepresidente Julio Cobos, hasta para Ricardo López Murphy, que estaban allí llamados por la sangre radical que algunos nunca olvidaron y otros, a veces, llegaron a negar tres veces en la misma noche.

Si se mide, aun con vara indulgente, el volumen y espesor del ego que portan los personajes mencionados, se deduce que es misión imposible, tarea para caballeros andantes, ésta que se propuso Alfonsín, que se empeña en dar servicio al país según ordenan sus ideales, a contramano de las penosas limitaciones que le imponen la enfermedad y sus dolores.

En la fiesta del Luna Park estaban los que fueron antes y estaban sus hijos, los que pusieron su ladrillo en la construcción de aquella epopeya del 83 y los que supieron de esa historia por lo que les contaron. Para todos ellos Alfonsín sigue siendo una referencia que excede la política, un ejemplo que avanza desde el corazón hasta las lágrimas.

Difícil, si no imposible, encontrar en nuestra historia política reciente muchos otros personajes capaces de sostener en el tiempo semejante fidelidad colectiva, tanta dignidad personal y tanta influencia sobre un sector de sus compatriotas, estando lejos del poder y la chequera, como está desde hace mucho rato Alfonsín.

Arriesgando la calificación de atrevido, uno podría mencionar a Juan Domingo Perón en esa escasa lista. Y no hay otros.

Hizo muchas cosas bien y muchas mal Alfonsín, en sus años de gobierno. Unas y otras le costaron aquel final turbulento, de hiperinflación y saqueos, que sirvió de escarmiento ejemplar para sus sucesores en la Casa Rosada, que lucieron casi siempre tan disciplinados.

Y hasta le cuestionaron por algún tiempo su arriesgada defensa de los derechos humanos. Como si aquel juzgamiento a las Juntas Militares, inédito en el mundo, pudiera opacarse por las vacilaciones posteriores, las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que le arrancaron a punta de fusil los sediciosos de uniforme y carapintada, y los de saco y corbata también.

Alfonsín, tozudo como es, reivindica hasta sus errores. Y siempre va a encontrar alguna justificación para sus actos. Pero lo que hizo, lo hizo construyendo consenso, imponiendo el número y la razón cuando tuvo ambos atributos, o batallando solo con sus argumentos y su astucia si ésas eran las únicas herramientas a mano.

Así, cuando el peronismo le empezó a marcar el final de su tiempo, bendijo para la sucesión a un candidato que nunca quiso, como Eduardo Angeloz. Y puso su cuota y sacó su tajada en el Pacto de Olivos, porque creyó inevitable una ruptura constitucional si no pactaba con Menem. Y le dio el envión decisivo a la Alianza, en la esperanza de encontrar una salida de mayor calidad institucional al menemismo, aunque en la intimidad no abundara en elogios para Fernando de la Rúa. Y fue constituyente, y senador, y en estos años, después de paladear el sabor único del poder, puso la cara y el cuerpo en elecciones que sabía perdidas. Cuidó poco su récord personal, porque creía que había otras cosas, otras ideas por cuidar.

Sus herederos políticos, sus continuadores, le copiaron todos los defectos, pero no todas las virtudes. El radicalismo quedó muchas veces a la deriva. Muchos dirigentes radicales trataron entonces de buscar un mecanismo, unos nombres, una relación de fuerzas interna, que les permitiera prescindir de esa vieja sombra paternal y dominante, de ese apellido sonoro y contundente que seguía convocando el fervor de una militancia que menguaba. Pero una y otra vez los pasos llevaban al departamento de siempre, en la avenida Santa Fe, donde Alfonsín vive austeramente desde que se tenga memoria. Y en la biblioteca amplia, abarrotada, una y otra vez eran sus argumentos persuasivos o sus enojos legendarios, los que volvían a unir los pedazos de una historia que parecía desfallecer.

Alfonsín ha sido, es, un político decente. Muchos menos que muy pocos, en ese nivel, pueden lograr que esas dos palabras juntas no suenen ridículas.

Fuente: Clarin, AZUCAR O SACARINA?

http://es.youtube.com/watch?v=lpbr8cM2arY&feature=related
http://es.youtube.com/watch?v=AR5PCX1xkqk&feature=related

domingo, 19 de octubre de 2008

Recordando a Mario Abel Amaya



(Un militante que dio la vida por sus ideales)

Nació un 3 de agosto de 1935, en la localidad de Dolavon, Provincia de Chubut, a donde su familia se había trasladado, ya que su padre era docente y fue a trabajar al sur, dejando atrás su Provincia natal de San Luís. Una vez terminado sus estudios primarios, cursó la secundaria en la ciudad de Trelew, para más adelante estudiar la carrera de abogacía y comenzar en ese ámbito con su actividad política, militando en favor de los ideales de la Reforma Universitaria.

Mario Abel Amaya, se afilió a la Unión Cívica Radical, y fue uno de los miembros que fundaron el Movimiento de Renovación y Cambio, cuyo máximo dirigente fue Raúl Ricardo Alfonsín, en los comienzos de la década del 70. Fue dirigente en su Provincia y electo Diputado Nacional en las elecciones nacionales de 1973. Cabe destacar, su pasión en su tarea política, la cual, desarrollaba siempre en el marco de sus ideales.

Su búsqueda fue permanente en la consecución de un Radicalismo más activo. En este sentido, más allá de las formalidades partidarias, no dudo en defender durante la dictadura de Onganía (1966-1973), a dirigentes sindicales y obreros, entre ellos, a Agustín Tosco.

Una vez producido el golpe de Estado de 1976, Mario Abel Amaya fue detenido por un grupo perteneciente a las Fuerzas Armadas un 17 de agosto de 1976, en su domicilio de la ciudad de Trelew. Su paradero era incierto, hasta que se supo que había pasado por las cárceles de Bahía Blanca y Rawson, para finalmente ser trasladado a la Unidad 8 del Servicio Penitenciario Nacional. En este último lugar de detención, fue torturado hasta que producto de los vejámenes a los que fue sometido, debió ser trasladado al Hospital Penitenciario, donde falleció un 19 de octubre de 1976.

Mario Abel Amaya, al momento de morir tenía 41 años, no se lo podía acusar de ningún cargo o delito, ya que siempre estuvo alejado de las prácticas violentas. Se cumplen 32 años de su muerte, y el permanente recuerdo nos lleva a concluir que fue un ejemplo de lucha por los derechos de los más débiles y la consecución de una democracia social. Una Escuela de Trelew lleva su nombre.

Mario Abel Amaya, es un ejemplo de quienes por el Partido Radical, lo han dado todo a cambio de nada, y se convierte en la actualidad en una referencia a tener en cuenta, al menos, si la idea de la mayoría de los militantes y dirigentes radicales es dotar al radicalismo del futuro, de la tan necesaria vocación de poder, a partir de la formación de cuadros y la promoción de dirigentes que estén a la altura, de poder discutir y aportar soluciones a los grandes temas de la Nación Argentina.


Prof. César Arrondo
UNLP
http://www.youtube.com/watch?v=CxAhD5Q3rVg

lunes, 13 de octubre de 2008

El 30 de octubre festemos con Raúl en el Luna Park!!!


El jueves 30 de octubre, en el Luna Park,
se conmemoran 25 años del triunfo radical de Raúl Alfonsín
en elecciones libres y democráticas.

Nos estamos organizando para ir, contactate con nosotros.
Sumate al Festejo!!!
Democracia para siempre de la mano de Alfonsín!!!
Digamos presente por cien años más!!!

Personalmente de lunes a viernes de 18 a 20 hs.
en el Comité Departamental Rosario
de la Unión Cívica Radical
Paraguay 358 - Rosario

Telefónicamente:
0341 - 153 - 269898

vía e - mail: ucrprensarosario@gmail.com

o a través de nuestro portal www.ucr-rosario.org.ar
a través del vínculo facebook: grupo Ucr Rosario

Comité Departamental Rosario
Unión Cívica Radical

http://www.youtube.com/watch?v=lED7rpQo32I

domingo, 12 de octubre de 2008

Illia



El gobierno de Arturo Illia duró menos de mil días. Arturo Illia encontró un país que se sentía derrotado, abrumado; que descreía de las promesas; que desconfiaba de los mecanismos de la democracia; que tendía a suponer que las palabras eran distintas de los hechos. Encontró un país estafado, o que se sentía estafado; un sindicalismo rencoroso; sectores hegemónicos del mundo económico y financiero que lo veían como enemigo potencial: una conducción militar que lo imaginaba hostíl.

Y Arturo Illia, con un estilo increíblemente ajeno a las espectacularidades y las vanaglorias, recuperó la economía, impulso la cultura hasta permitir que las universidades alcanzaran prestigio internacional, defendió con pasión la soberanía frente a todas las presiones, mantuvo una honradez inmaculada desde el primero hasta el último día pero, por mucho tiempo, no logró el reconocimiento de la mayoría de los argentinos. Y esto debe ser reconocido: no estaba en él, en su forma de vivir y de gobernar, directa y simple, utilizar los encandilamientos de la propaganda o las manipulaciones de la acción psicológica; no estaba en él, tampoco, detener a tiempo a los conspiradores que hundirían a la república en la noche más negra de su historia; no estaba en él hacer nada –excepto gobernar ejemplarmente- para conquistar el apoyo mayoritario y el reconocimiento de los sectores.

El gobierno de Arturo Illia permitió que el peronismo se presentara a elecciones en todos los distritos, anulando las proscripciones y cualquier tipo de medida discriminatoria.

Nunca le perdonaron al gobierno de Arturo Illia la defensa de la soberanía nacional, realizada en todos los terrenos y todos los días, sin entrar jamás en combinación con logias extrañas.

Illia, como Hipólito Yrigoyen, partió de la dignidad nacional, que no implicó aislacionismo sino la integración en el mundo desde una perspectiva nacional.

A 45 años de la asunción del Dr. Arturo Umberto Illia en el cargo de Presidente Constitucional de la República Argentina, haciendo propios algunos fragmentos del libro de Raúl Alfonsín “Qué es el radicalismo” vaya el merecido homenaje a Don Arturo.

http://www.youtube.com/watch?v=arJ_4Rv1xmE

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio


Conversando con mí entrañable amiga Evelina, reparabamos entre otras cuestiones, en las declaradas lagrimas de nuestra Presidente/a Cristina Fernandez de Kichner, en su discurso en el acto de descubrimiento del busto presidencial del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín.

Así, el liquido estado emocional de la primer mandataria, retroactivo a 1983, se fundaba en la reinstauración del sistema democrático por un lado y en la derrota del justicialismo por otro.

En relación a la primer causa creo que era el estado que embargaba a la inmensa mayoría de los argentinos de aquél entonces.

Ahora bien, romper en llanto por la derrota de Italo Argentino Luder, pone al desnudo una postura dual de Cristina Fernandez de Kichner en materia de derechos humanos, por cuanto es oportuno recordar que el candidato justicialista era el candidato que impulsaba la amnistía de todo los crímenes cometidos por los exponentes del régimen militar quienes a su vez fundamentaban su actuación precisamente en el decreto firmado por Luder que ordenaba el aniquilamiento de la subversión,

Por eso escuchar hoy la retórica discursiva del kichnerismo en materia de derechos humanos nos situa cuanto menos ante aquélla vieja frase “Haz lo que yo digo y no lo que yo hago” y nos remite al también viejo precepto jurídico de “a confesión de parte relevo de prueba”.-

http://www.youtube.com/watch?v=xTKxNkenrW0

Aquél año


por Martín Caparrós

Hubo un año que fue lo que no era. un año en que los días estaban hechos de lo que iban a ser, contra lo que habían sido. el tiempo siempre está hecho de pasado y de futuro, pero el presente nunca estuvo tan lleno de ellos como entonces.

era un año, como todos, de mitos: el mito de la democracia era el más fuerte, pero también era mítica la idea que entonces se tenía de la dictadura militar y su barbarie.

No sabíamos nada preciso. empezaban a aparecer, muy de a poco, muy poco creídos, los primeros relatos, todavía muy confusos, de torturas y desapariciones.

era un país extraño, donde todo esto ya había sucedido pero no se sabía bien qué era todo eso; donde, como ahora, no sabíamos qué hacer con todo eso.

era un año lleno de retornos. libros, canciones, películas, personas que habían faltado mucho tiempo volvían o prometían volver. libertades que habían faltado
mucho tiempo volvían o prometían volver. Sensaciones que habían faltado mucho tiempo volvían o prometían volver. Y creíamos en cosas. Creíamos, ante que nada, en la democracia: es curioso cómo tantas personas quisieron creer que la famosa democracia sería la panacea.

un candidato hizo campaña —y, sabemos, ganó— asegurando que con la democracia se comía, se curaba, se educaba; tantos conseguimos imaginar que aquello que habíamos despreciado unos pocos años antes —la “democracia burguesa”— era un final feliz y un gran principio.

era un tiempo pletórico, prolífico, político. Yako y yo éramos tan jóvenes que ni siquiera se nos ocurría que fuéramos jóvenes: al contrario, nos sentíamos gente
grande, a la que ya le habían pasado muchas cosas.

Volvíamos del exilio, recuperábamos un país, suponíamos futuros para él y para cada uno de nosotros. Yako estaba por casarse; yo debía estar separándome de alguien. los dos buscábamos las formas de vivir en la Argentina. Yako, se ve, sacaba fotos. Pero la Argentina era sobre todo un interrogante, una promesa: la posibilidad de vivir en un país que podíamos llamar nuestro siempre que se volviera muy distinto de aquel que se había vuelto tan ajeno siete años antes. lo esperábamos, suponíamos que estaba sucediendo: era un año de ilusión, en todos sus sentidos: lo que parece pero no termina de ser, lo que se espera.

Éramos tan jóvenes. Muchos éramos jóvenes por pura biología, pero también los viejos eran jóvenes ese año: tenían un futuro. Fue la última vez que los argentinos
fuimos tan jóvenes.

(Hasta Cortázar era joven. en diciembre de aquel año fuimos con Yako a entrevistarlo, y el hombre parecía casi joven —“joven para su edad”—. Hasta que, al día siguiente, lo vimos en sus fotos: fue una extraña revelación, una muestra más de la crueldad de la fotografía.

en esas imágenes, Julio Cortázar sí fue lo que era: un hombre que moriría semanas más tarde).

el año, ese año, también moriría poco después, aunque duró unos meses más, quizás hasta mediados del siguiente. Fue un año generoso, sorprendente y banal, como todos los años. que tuvo, por supuesto, todo lo que tiene cualquier año: sorpresas, perros, inundaciones, pobres, músicos, amores, gritos, marchas, un error.
Pero todo eso parecía circunstancial, porque lo importante era lo que estábamos por fin dejando atrás, lo que esperábamos que por fin llegara. Aquel año todo cambiaba
todo el tiempo: fue el último avatar de esa idea del tiempo como agente del cambio; desde entonces, el tiempo fue transcurso y poco más. quizás por eso, al recordarlo, al mirarlo en las fotos, al buscarlo en las palabras, nos ataca esa nostalgia de 1983, el año más iluso.

Fuente: revista "C" Crítica digital
http://www.criticadigital.com/revistacfiles/revistac33_web.pdf

http://www.youtube.com/watch?v=cSvltPkGAnM

miércoles, 8 de octubre de 2008

El poder y la prensa



Por Silvana Giudici
Para LA NACION

LA relación entre los medios de comunicación y el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner está dañada severamente. No alcanzó para restañar viejas heridas con la conferencia de prensa ofrecida el 2 de agosto último, que fue presentada a la opinión pública como un cambio de actitud.

La confrontación con la prensa no se originó con el conflicto del campo: proviene de la matriz del pensamiento kirchnerista. Ese estilo de relación tensa y crispada es un sello en la construcción de poder por parte del matrimonio presidencial.

Si se revisa lo ocurrido en los medios privados y públicos de la provincia de Santa Cruz durante el gobierno de Néstor Kirchner, es posible encontrar la clave para descifrar el algoritmo que se viene aplicando desde 2003 en la escala nacional.

Existe mucho control de la palabra escrita, combinado con el enojo en dosis superlativas cuando las críticas provienen de los grandes medios nacionales. Esto se multiplica por una cuota importante de presión, ejercida a través del otorgamiento o el retiro de la publicidad oficial.

Estas presiones se encuentran potenciadas por el reciente (aunque inter- mitente) anuncio de que se modifi- cará la ley de radiodifusión.

La peligrosa fórmula que acabamos de describir ha llegado a incluir, en momentos de crisis, el intento de aplicar políticas de vigilancia mediática a través de un observatorio de medios, que cuando se calmaron las aguas quedó fuera de la agenda presidencial.

La libertad de prensa es un derecho constitucional, reconocido en todos los tratados internacionales a los que nuestro país está adherido. En una democracia madura, la relación entre el Estado y los distintos medios de comunicación no debe quedar sujeta a los humores de los gobiernos.

Por eso, desde los sectores políticos, observamos con preocupación los vaivenes del oficialismo en la definición de políticas para la prensa.

Nos preocupa la falta de voluntad política para poder avanzar en una ley que regule y transparente la asignación de publicidad oficial, y también la discrecionalidad con la que se maneja el Comfer para fiscalizar a los radiodifusores.

El conflicto desatado entre ese organismo y Radio Continental demuestra, por lo menos, parcialidad para actuar cuando se trata de un medio crítico del gobierno nacional. En cambio, el Comfer se mantiene indiferente ante las decenas de situaciones similares que se dan en el país cuando éstas no ocurren en medios que sean especialmente críticos de la política oficial.

Por otra parte, por los despachos de los funcionarios ya circulan resoluciones para adoptar la norma de digitalización de la televisión. Se trata de un contrasentido absoluto.

Si lo que se busca es democratizar la radiodifusión, mejorar las condiciones de los medios y darles pluralidad a las voces de la comunicación, es contradictorio tomar una decisión que no sólo cambiará la emisión de señales, sino que modificará la relación de los argentinos con los medios audiovisuales.

Resulta inconcebible que se pueda tomar una decisión en la elección de la norma si no se tienen en cuenta las necesidades técnicas, económicas y sociales de nuestro país.

Es necesario convocar a las universidades, a los organismos técnicos, a los consejos profesionales y a los usuarios, para debatir sobre una decisión que generará, sin duda, gran impacto en la vida cotidiana.

Si, como se afirma, el debate parlamentario por la ley de radiodifusión es inminente, ¿por qué no incluir allí un capitulo de nuevas tecnologías que defina cuál debe ser la norma digital que adopte la República Argentina?

Tampoco se aborda en la agenda de ningún funcionario la situación de los medios públicos de comunicación. Se desconoce la necesidad de actuar sobre Télam para que la agencia nacional de noticias deje de ser un órgano de propaganda del Gobierno y para que vuelva a contar con la objetividad que debe exigirse a los medios estatales.

Respetar a los otros sus voces distintas es un imperativo de todo gobierno democrático.

Impulsar políticas claras y objetivas redundará en beneficio de todos, incluido el gobierno nacional. La libertad de expresión constituye la garantía que tienen los ciudadanos respecto de la posibilidad de contar con información y de poder difundirla.

El Estado tiene la obligación de brindar esa información veraz y sistemáticamente. La situación del Instituto Nacional de Estadística y Censos, en ese sentido, también constituye una afrenta al acceso a la información, principio básico del artículo 13 del Pacto de San José de Costa Rica.

Por eso, consideramos necesaria una ley que asegure el acceso a la información pública. Ese tema debe ser incluido para su debate en la agenda parlamentaria nacional.

Desde hace años, esperamos la oportunidad de discutir los proyectos presentados sobre la radiodifusión, la publicidad oficial y el acceso a la información. Esperamos que no se pierda la oportunidad de dar mayor calidad institucional a la relación prensa-Estado.

Esa será la mejor manera de celebrar, en estos 25 años de la recuperación democrática, la mayoría de edad de nuestras libertades más importantes.

La autora es diputada (UCR). Preside la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara baja.

http://www.youtube.com/watch?v=nFn6e3k7_ho

la UCR Rosario apuesta al Facebook para multiplicar lazos



Ni K, ni cobista; Radicalismo Digital. Así se presenta la nueva iniciativa de la UCR Rosario que hecha mano de los espacios virtuales de la Web 2.0 para relanzar sus lazos políticos.

“En sintonía con las nuevas tecnologías de la comunicacion y la informacion, el radicalismo local avanza a paso firme con el lanzamiento del grupo UCR Rosario en la red Facebook”, aseguran desde el partido a nivel local.

Tal cual lo hizo el intendente Miguel Lifschitz, el partido centenario decidió sumarse al fenómeno de la red virtual.

“El radicalismo de Rosario incursiona con esta herramienta articulando con su web: www.ucr-rosario.org.ar como así también con otros sitios, e-mails, blogs y portales partidarios, incorporando definitivamente a Internet como una nueva opción para la acción política”, aseguraron.

“Queremos avanzar en la plena utilizacion de las bondades que brinda la denominada internet 2.0 donde el usuario toma protagonismo real como productor, consumidor y difusos de contenidos y servicios”, señalaron.

La primera etapa de la estrategia consiste en lograr adhesiones de “contactos radicales” en la red. ¿Será el mundo virtual el espacio adecuado para avanzar sobre la política real?

Por lo pronto, la Unión Cívica Radical, Franja Morada, Organizacion de Trabajadores Radicales y Juventud Radical tienen su red online para difundir sus actividades e interconectarse.

Fuente: http://www.rosario3.com/noticias.aspx?idNot=38405

http://www.youtube.com/watch?v=VXa9tXcMhXQ

miércoles, 1 de octubre de 2008

Last night


A través de "La Colo" Ferrari accedí al último trabajo de Moby titulado "Last night" con la idea de escuchar un disco más y paradojicamente me encontré con un estupendo disco de música dance de esos óptimos para desenchufarse de las actividades rutinarias.

El mismisimo Moby caracterizó a su trabajo como conceptual, donde buscó sintetizar una salidad de caravana en la noche neoyorquina, al sostener: "mientras hacía música, de pronto me di cuenta de que mucho de lo que creaba tenía que ver con que me lo paso yendo a bares, discotecas y clubes nocturnos. Entonces, mientras escuchaba a todas las canciones como cuerpo de trabajo, cai en la cuenta de que el disco sonaba como una noche en mí barrio. Y una vez que el concepto aparece, las canciones se ajustan para que cierre el concepto".

Concluyendo "Last night" es un disco para contar en la discoteca, la pc o el mp3 para cerrar una frenética semana con todo el power de la música dance.

http://www.youtube.com/watch?v=PqKJ3Y7isuo

martes, 30 de septiembre de 2008

Política y tortillas


Esta nota no trata de política mexicana, sino de los políticos realistas, o sea, carentes de escrúpulos morales. Sinclair Lewis, el primer novelista norteamericano galardonado con el premio Nobel, los llamó "hacedores de tortillas". Esto se debe a que esos personajes suelen justificar sus delitos recitando la conocida fórmula "no se puede hacer tortillas sin romper huevos". O sea, no es posible hacer grandes cambios políticos sin cortar cabezas, ya literalmente, ya en sentido figurado, como sinónimo de "destituir".

Presumiblemente, ha habido políticos realistas desde el comienzo de la política. Eso ocurrió cuando nuestros antepasados remotos, los homínidos de hace varios millones de años, forjaron alianzas con sus rivales para destituir al macho dominante. Si hemos de creer a los autores del Génesis, el primer político realista entre los humanos fue Caín. No se sabe si mató a su hermano para hacerse del legado que eventualmente dejaría Adán. Pero sí sabemos que no invocó el dicho de marras, porque aún no se había inventado la sartén.

El primer teórico del realismo político fue Platón, quien afirmó que es preciso mentir a la plebe para alcanzar o mantener el poder. (Desde entonces, la mentira política suele llamarse "mentira real" o "mentira noble"). Aristóteles, su mejor alumno, no repitió esta tesis, pero sostuvo que conviene al gobernante que se lo vea como piadoso, auque no lo sea, porque entonces el ciudadano común creerá que goza del favor de los dioses, lo que afianzará su poder.

Para saber más sobre este truco platónico-aristotélico hay que pegar un salto de dos milenios, viajar a Florencia y toparse con Niccolo Machiavelli. Este florentino genial fue el primer politólogo moderno y uno de los contados miembros de su profesión que tuvo experiencia política.

Machiavelli no sólo dio consejos cínicos ("maquiavélicos") al "príncipe" (gobernante), sino que también retomó el enfoque realista (objetivista) de la política que habían practicado Herodoto, Tucídides y Aristóteles en la Antigüedad, e Ibn Jaldún en el siglo XIV. Este último vivió en Túnez y fue quizá el único científico social de la Edad Media, cuando los intelectuales europeos estaban enzarzados en disputas teológicas.

En politología se adopta el enfoque realista cuando se supone que el primer motor de la política es el interés material. O sea, que el poder político suele buscarse no para salvar almas ni para remediar injusticias, sino para adquirir o conservar fortunas o para dominar a la gente, ya como medio, ya como finalidad en sí misma. En nuestros días, los ejemplos más siniestros de política realista son las guerras por el petróleo.

El politólogo realista dispone de un almacén inmenso de ejemplos. Los adalides de las Cruzadas, tales como Pedro el Ermitaño y Ricardo Corazón de León, reclutaban voluntarios haciéndoles creer que se proponían rescatar los santos lugares. Pero los saqueos y las crueldades que cometían en el camino, casi siempre a costillas de otros cristianos, muestran que los movía el afán de lucro.

Los Reyes Católicos financiaron la expedición de Colón con la promesa de adquirir riquezas fabulosas de las Indias, no para bautizar a los indios, quienes de hecho fueron esclavizados con el beneplácito de los monarcas. Como buen ciudadano de la próspera República de Genova, Colón era un empresario realista, no un catequista fanático. Tanto es así, que impidió el ingreso de la Santa Inquisición en el territorio que gobernó. La religión será útil en política, pero interfiere con los negocios.


Por Mario Bunge

Los mandatarios que impusieron el Tratado de Versailles a las potencias centrales adujeron que los movía su amor por la democracia y su deseo de evitar futuras masacres mundiales. Pero la verdad es que se repartieron entre ellos los despojos de los vencidos, y que (como lo pronosticaron John Maynard Keynes y mi padre) sembraron la semilla de la Segunda Guerra Mundial.

Los bolcheviques prometieron emancipar al pueblo ruso explotado y oprimido por aristócratas y grandes empresarios. Pero de hecho impusieron por la violencia una dictadura mucho más cruenta que la que depusieron.

Etcétera, etcétera.
Moraleja: la próxima vez que te ofrezcan una tortilla política, recházala, aduciendo que tu médico te ha prohibido los huevos. O que un medio infame puede frustrar el objetivo más excelso.


Fuente: www.lanacion.com.ar

http://www.youtube.com/watch?v=KPdrRvrkTSk&feature=related

lunes, 29 de septiembre de 2008

Asomarse al abismo...


Editorial Diario "El País"

El rechazo del plan de rescate de Wall Street prolonga la crisis y acentúa el riesgo de recesión.

El Congreso de Estados Unidos rechazó ayer el plan de rescate financiero elaborado por la Administración de Bush y abrió un periodo de incertidumbre mientras se negocian nuevas modificaciones en el texto para que pueda recibir el respaldo de la mayoría. La debilidad de la Administración de Bush, incapaz de convencer a los diputados republicanos, late peligrosamente detrás de un fracaso político que ayer pasó las primeras facturas. Los mercados europeos vivieron ayer otro lunes negro como una especie de premonición de lo que iba a suceder luego en la Cámara de Representantes; y Wall Street empezó a desplomarse después de conocer el primer rechazo político del plan.

La negativa del Congreso implica que la lucha contra la crisis financiera queda de momento sin referente político mundial. El plan del secretario del Tesoro, Henry Paulson, y del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, es objetable en sus detalles pero inatacable en sus objetivos y en su orientación política general. Una crisis total de confianza como la que estaba viviendo el sistema financiero mundial -que ha liquidado la banca de inversión en EE UU, obligó a nacionalizar AIG, la mayor aseguradora americana, y el pasado fin de semana extendió sus tentáculos a Europa forzando las nacionalizaciones del banco francobelga Fortis y del británico Bradford & Bingley- sólo podía corregirse atacando de raíz el problema de los activos depreciados en su raíz por las hipotecas basura. Políticamente era imprescindible recuperar la confianza eliminando de los balances de las instituciones bancarias los activos que impedían la liquidez.

El plan Paulson-Bernanke respondía básicamente a esas prioridades. El rechazo del Congreso debe leerse en términos estrictamente políticos, como un fracaso de liderazgo en el Partido Demócrata y en el Republicano -95 congresistas demócratas y 134 republicanos votaron en contra del plan- y como una demostración de que en el bando republicano todavía pesan automatismos rancios contra el intervencionismo en la economía. Cualquier plan de salvamento que pueda articularse en el futuro, sea de inspiración demócrata o republicana, constituirá con mayor o menor intensidad una intervención del Estado, con dinero público, en la economía de mercado de EE UU. El tiempo de los arreglos financieros privados patrocinados por bancos privados se acabó con Merrill Lynch.

La votación del Congreso abre una crisis sin precedentes. Desde el crash de 1929 hasta el más modesto de 2000, la autoridad política estadounidense siempre gozó de la confianza de las Cámaras para atajar las crisis bursátiles y las recesiones que con frecuencia provocaban. Ahora, la resolución de la crisis, una decisión urgente y prioritaria, queda al albur de una negociación que puede retrasarse.

Después del fracaso político de ayer, lo que les espera a los mercados mundiales hasta que se vote un nuevo plan es más estrangulamiento de la liquidez, con lo cual es muy probable que se reproduzcan las crisis bancarias; más caídas, por tanto, en las Bolsas mundiales, mientras se pactan las modificaciones del plan, bien hacia las reclamaciones demócratas o hacia las exigencias republicanas; nuevas elevaciones en las primas de riesgo, que provocarán a su vez fuertes dificultades en la inversión; y una inquietud creciente, próxima al miedo, por la situación de la economía americana, cuya probabilidad de recesión es tanto mayor cuanto más se tarde en cortar de raíz la desconfianza en el sistema. Cuanto más se tarde en aprobar el plan, más caro y más difícil será el rescate.

Fuente: www.elpais.es

http://www.youtube.com/watch?v=MwyPI-zKqRs

Neopopulismo latinoamericano


Los intelectuales y el kirchnerismo

El sociólogo rastrea la genealogía de las influencias intelectuales que gravitan en la toma de decisión de Néstor Kirchner y de la presidenta Cristina Fernández. Y establece la inspiración de su característica forma de gobernar. ¿Quiénes son y cómo piensan Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, el matrimonio de intelectuales que inspiró la política kirchnerista? “Del viejo populismo y el posestructuralismo francés de los 70 surgió el modelo del neopopulismo latinoamericano que, según sueña Laclau, puede llegar a jugar un papel protagónico en el futuro”, escribe aquí Sebreli.

Durante el conflicto del campo, cartas abiertas, entrevistas radiales y televisivas y hasta un diálogo público con Néstor Kirchner han dado a conocer un nuevo estilo político, el de los peronistas posmodernos o “intelectuales K”. Conforma un derivado del impreciso “neopopulismo latinoamericano” o “socialismo del siglo XXI”, que representan Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y los hermanos Fidel y Raúl Castro, sempiternos patriarcas. Para el matrimonio Kirchner se trata de un viaje de ida y vuelta, del antiguo al nuevo populismo; ellos imitan a Chávez que, a su vez, se inspira en Perón. No hay muchas diferencias entre el viejo y el nuevo populismo, el modelo es el mismo: movimientismo opuesto al sistema de partidos, líderes autoritarios, manipulación de masas, desprecio por las instituciones republicanas y una economía mercadointernista y antiexportadora. Más sofisticados que los populistas históricos, los neopopulistas promueven un autoritarismo suave o, como decía un opositor venezolano, “un totalitarismo light”, de acuerdo a los tiempos medianamente democráticos que vive el continente.

Algunos adherentes al movimiento llamado Carta Abierta son funcionarios públicos o montoneros reciclados y algún firmante equívoco como David Viñas que luego, en un acto en la Biblioteca Nacional, declaró: “No soy un intelectual K”. En ese agrupamiento apresurado y heteróclito se destaca, con perfiles propios, un subgrupo inspirado por Ernesto Laclau, a su vez mentor intelectual de los Kirchner.

Cristina Kirchner se dice discípula de Chantal Mouffe, mujer de Laclau, y En torno a lo político pasa por ser su libro de cabecera. Laclau mantuvo diálogos telefónicos desde Londres con los Kirchner aconsejándoles no transar con el campo y en su último viaje participó en un acto kirchnerista.

La biografía intelectual de Laclau explica en parte sus complicadas posiciones. Hizo su primera intervención política allá por los años 50 en el FIP (Frente Izquierda Popular), agrupación trotkista-peronista presidida por Jorge Abelardo Ramos, inventor del nacionalismo de izquierda. Sin embargo, ya por entonces Laclau se acercaba más a Gramsci y al concepto de “lo nacional y popular” que al internacionalismo proletario de Trotsky, aunque se mantuvo apartado de los gramscianos argentinos a los que menospreciaba por “liberales”. También se fue alejando de Marx, difícil de conciliar con el nacionalismo, aunque se le agregara el calificativo de popular.

Esas preferencias del joven Laclau señalaban un rasgo que definiría su concepción posterior: el predominio de lo político sobre lo económico y de las particularidades nacionales sobre el universalismo. Después Laclau se estableció en Gran Bretaña, estudió en Oxford, fue profesor en la Universidad de Essex y reconoció en París su “verdadera patria espiritual”. En ese derrotero intelectual, insólito para un tercermundista, entró en contacto con las corrientes filosóficas europeas en boga: althusserismo, lacanismo, deconstructivismo. De esa mezcla rara entre el viejo populismo de su juventud porteña y el posestructuralismo francés de los 70, surgió el modelo del neopopulismo latinoamericano que, según sueña Laclau, puede llegar a jugar un papel protagónico en el futuro.

La fracción laclauista de Carta Abierta está integrada por profesores y sus discípulos de las facultades de humanidades de la UBA, incluido algún decano. Próximos a disciplinas periféricas como los estudios culturales, algunos de ellos se dedicaron a hacer filosofía de la literatura, y ahora quieren hacer literatura de la política. Su repercusión se ha reducido a los enclaves universitarios de las calle Puán o Marcelo T. De Alvear, y a engrosar las escuálidas huestes de las izquierdas en los actos kirchneristas; apenas una tormenta en un vaso de agua.

Este populismo de cátedra es distinto al de los años 60 y 70 centrado entonces en las “cátedras nacionales” originadas en el nacionalismo católico. El nuevo populismo proviene de la progresía convencida por Laclau de que la corriente institucionalista socialdemócrata es incapaz de responder a las demandas populares; acusa a Tabaré Vazquez y a Michelle Bachelet de “traidores” y a Lula Da Silva de “ambiguo”.

Pero el verdadero pensamiento de los intelectuales K es muy difícil de desentrañar dado que la prosa de Laclau y sus continuadores es críptica, comprensible tan sólo por una elite de iniciados, extraña opción para quienes se proponen “la construcción de un pueblo”, “la constitución de un nuevo sujeto político”. El estilo de Laclau está empedrado de indefinidos plurales: “Ideales emancipatorios”, “prácticas articulatorias”, “materialidades de la estructura discursiva”, “especificidades del vínculo hegemónico”, que traen el eco del barroco krausista-yrigoyenista. Con esa misma jergosidad academicista están escritas las proclamas de los intelectuales K y con la retórica hermética de sus papers o sus tesis universitarias hablan en los medios de comunicación. Más que declaraciones políticas parecen ser ejercicios de estilo. El alambicamiento sustituye a la argumentación y a la ausencia de datos objetivos. La oscuridad oculta la trivialidad y anacronismo de consignas que compañeros de ruta menos sutiles como Luis D’Elía reducen a antagonismos simplistas como pueblo-oligarquía y patria-colonia.

Además de los posestructuralistas franceses, otra fuente inesperada de Laclau es Carl Schmitt, jurista del nazismo a quien, aunque con reservas, reivindica. Se trata de un Schmitt algo distinto del admirado por los viejos populistas Arturo Sampay y Joaquín Díaz de Vivar, que querían convencer a Perón de invitarlo a la Argentina. El neoschmittianismo ha sido blanqueado de su nacionalsocialismo por la nueva izquierda después de que el jurista elogió las guerrillas campesinas. A través de Laclau y Mouffe, los Kirchner se enteraron de que eran schmittianos sin saberlo, ya que practican la concepción política preconizada por el teórico alemán: confrontación permanente, antagonismo insuperable de amigo-enemigo y decisionismo como forma opuesta a la discusión liberal. Aprendieron de Schmitt que el poder no reside en las instituciones republicanas sino en la persona del “soberano”, el que decide en el estado de excepción ante la crisis. Esta estrategia no les ha dado, sin embargo, los resultados esperados, y hasta llegó a ser derrotada en el Parlamento por la –para ellos– desdeñable deliberación indecisa de la democracia formal.

El laclauismo K tiene su parte de razón cuando sostiene que los conceptos de izquierda y derecha no están caducos y que sólo sus contenidos deben ser reconsiderados. Pero se equivoca cuando, al analizar las situaciones concretas, identifica a la izquierda con el populismo y a la derecha con la democracia liberal o la socialdemocracia. Se equivoca al calificar despectivamente de optimismo utópico al universalismo racionalista y democrático, y oponerle las “identidades colectivas” de pueblo y nación cuando éstas se están disolviendo ante el avance conjunto del individualismo y la globalización. El resurgimiento actual de los particularismos religiosos, étnicos y nacionales parecería darles la razón a los neopopulistas. Pero en la historia de las ideas políticas siempre ha ocurrido así, el avance avasallador de una tendencia provoca la reacción crispada de lo opuesto que lucha desesperadamente antes de morir.

Fuente: www.perfil.com

http://www.youtube.com/watch?v=8xyyJIFrr2w

Los demócratas si que la tienen clara



Es correcta la apreciación que abajo se consigna de los demócratas americanos, dado que por su concepción conservadora el PJ siempre fue más afin al partido republicano de bush

Se sabe: Néstor Kirchner es un apasionado de la rosca electoral. Tanto que no puede contenerse incluso cuando se trata de batallas de otros países. Su reciente paso por Nueva York lo encontró relajado por el papel de "primer caballero" y con tiempo para meterse de lleno en la campaña de Estados Unidos. Uno de sus interlocutores se sorprendió con la caracterización que hizo el ex presidente del candidato demócrata, Barack Obama. "Obama es como los radicales; mucha palabra, pero pocos hechos." La fuente le oyó decir que si tuviera que votar lo haría por John McCain, el republicano. Al parecer, la frase de Obama y los radicales la repitió delante de varios norteamericanos con los que le tocó cruzarse. Se quedaron sorprendidos; lo creían más afín a los demócratas.
Fuente: www.lanación.com.ar

http://www.youtube.com/watch?v=1yq0tMYPDJQ

domingo, 28 de septiembre de 2008

Alfonsinazo en el Luna Park



El 30 de octubre acompañemos a Raúl Alfonsín en el Luna Park para festejar los primeros 25 años de democracia en Argentina

http://www.youtube.com/watch?v=WIp0pPP_uX4

Sweet home Buenos Aires


2230, estados unidos, empedrado, fina estampa, fragancia, política, números, costos, cátedra, jobs, chile, bares, medio y medio, beer, chivito al plato y en finito, cine, sabina, chiche, teatro, más beer, adoquines, closed gallery, plaza dorrego, café, cognac, bosterismo a full, pets, fundamentalismo anti-rojo, buena onda, muy buena onda, 715, estas y muchas más son las sensaciones percibidas en una grata noche por San Telmo.

http://www.youtube.com/watch?v=nac8r4RUzik

foto: http://www.taringa.net/posts/imagenes/1156849/Fotos-de-Argentina:-San-Telmo.html

Veinticinco años


Por Daniel Larriqueta

El 10 de diciembre de 1984, el gobierno democrático celebraba su primer aniversario, y en un clima distendido, los ministros y los funcionarios menores de la Casa Rosada nos encolumnábamos para saludar al Presidente, que, acompañado por el vicepresidente Víctor Martínez y engalanado con su banda y su bastón, recibía de pie en su despacho. No había protocolo, de modo que me tocó, por los cotilleos y el azar, colocarme detrás de uno de los ministros más importantes y amigo y compañero de luchas de Raúl Alfonsín. Y pude escuchar lo que el ministro le decía al Presidente: "Te felicito, Raúl. Ya hemos durado un año". Era una cuenta veraz, pero inquietante; la cuenta de "durar".

El próximo 10 de diciembre la cuenta de durar será, para la democracia, de un cuarto de siglo. Confieso que para aquellos del principio, este fruto de hoy era, entonces, casi una quimera. No porque el pronunciamiento popular no hubiese sido categórico, sino por lo que dejábamos atrás, y las estructuras de poder autoritario que quedaban en pie.

Además, ¿cómo era vivir en una genuina democracia? Habían pasado cincuenta y tres años desde el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen, y en ese largo medio siglo no había vuelto a haber ningún gobierno elegido democráticamente y que hiciera de la vida democrática su modo, su proyecto. En ese lapso habíamos vivido la innovación social y política que representó Juan Perón, que dejó muchos elementos positivos en la vida argentina, pero pisoteando o desdeñando los requisitos democráticos y las libertades públicas. Y los gobiernos que intentaron el modo democrático, como el de Arturo Illia y, con algunos matices negativos, el de Arturo Frondizi, tuvieron una representación menguada y finales agraviantes.

Más cerca, los diecisiete años y medio transcurridos desde el derrocamiento del presidente Illia en 1966, abarcaban casi el lapso de una generación de autoritarismo, violencia e intolerancia. Y en el gobierno de 1983 sabíamos que la mayoría de las expresiones de poder con las que debíamos convivir y, eventualmente, negociar estaban contaminadas por esa larga sombra. Sindicalistas, empresarios, jefes militares, autoridades religiosas, periodistas estrella y hasta figuras del arte y de la ciencia habían debido convivir con esas formas autoritarias como condición inevitable del surgimiento o de la permanencia. En otras palabras, la clase dirigente argentina que se había formado en esos años era, por decir lo menos, poco idónea para la vida en democracia. Todo eso hacía el tránsito incierto y obligaba al Presidente y a sus principales acompañantes políticos -pienso en los ya desaparecidos Antonio Troccoli y Juan Carlos Pugliese, aunque fueron muchos más- una misión de continua docencia. El presidente Alfonsín lo dijo en innumerables discursos: había que construir una mentalidad democrática, y del éxito de ese trabajo histórico dependería la solidez del proyecto.

En algunos casos, además, la oposición a la democracia no era pasiva. La vigencia de un pacto militar-sindical -acordado por Lorenzo Miguel y el general Nicolaides, según los papeles desclasificados por el gobierno de Estados Unidos- en las vísperas de las elecciones, podía anunciar que ciertos grupos sindicales y una parte considerable de la jerarquía militar seguirían resistiendo al avance democrático. Para prueba de lo fundado de esta prevención, allí están ahora, como hechos históricos, los terribles paros generales de la CGT, el atentado al Presidente, en mayo de 1986, y los numerosos alzamientos militares que continuaron hasta la década siguiente.

Pero esta refundación de la mentalidad democrática incluía a las fuerzas políticas. Cuando Adolfo Suárez -que fue el presidente del gobierno español autor de la transición hacia la democracia en su país- visitó al presidente Raúl Alfonsín, se abrió entre ambos un diálogo ilustrativo. El doctor Alfonsín le dijo a Suárez que él aspiraba a hacer en la Argentina una transición por lo menos tan exitosa como la que se había concretado en España, y entonces Adolfo Suárez le contestó: "Pero a usted le faltan dos elementos que a mí me ayudaron mucho: un rey como don Juan Carlos y un jefe de la oposición como Felipe González".

Había que alentar la consolidación de una oposición democrática como contrapeso y garantía del proyecto. Y en esta materia no hubo una luz clara, hasta que dentro del derrotado peronismo no se puso en marcha la "renovación". Los intentos de que fuese la misma Isabel Perón quien impulsara ese proceso entre sus partidarios habían dado pocos frutos, y sólo podía esperarse una reacción interna. Es menester subrayar ahora la importancia de la contribución que los peronistas renovadores hicieron a la democracia, como lo ha destacado el mismo Raúl Alfonsín en estos días, cuando en La Plata le agradeció públicamente a Antonio Cafiero haber llevado la democracia al seno de su partido.

La construcción que se inicia en 1983 se fue consolidando paso a paso, superando tormentas y desestabilizaciones que para los jóvenes de hoy son inimaginables. Y fue hecha por una clase política que había tenido muy pocas oportunidades reales de formarse, reunirse, discutir, estudiar. Eran los hombres y mujeres de la resistencia y tenían derecho a equivocarse en los detalles, a cambio de que acertaran en las grandes líneas.

Pero con esos aciertos no sólo se abría una larga y fructuosa esperanza para el país, sino que se cerraban otras cosas, cosas o tiempos de cuyo carácter históricamente dramático todavía no tenemos suficiente medida. Hugo Gambini está publicando, en estos días, su tercer tomo sobre la historia del peronismo, y su modo de marcar los tiempos me ha hecho pensar sobre una mirada más larga. Este tomo corre de 1956 hasta 1983, y es el tiempo de la violencia. ¿Cuánta violencia? Tanta que esos 27 años es el lapso más luctuoso del siglo XX, que cuenta los muertos de todos los sectores de a miles, más los torturados, los encarcelados, los exiliados. ¿No se parece este período a lo que ya tenemos incorporado a la memoria histórica como la "anarquía" del siglo XIX? Si es así, aquel 1983 no sólo hace puente con el último gobierno constitucional y plenamente democrático de 1930, sino que también clausura la anarquía del siglo XX.

La violencia y la destrucción del siglo XIX se cerró con el fundador pacto político que es la Constitución nacional. En 1983 no hubo un pacto tan explícito, sino un lento pero imparable proceso de acuerdo sobre la voluntad de consolidar la democracia. Y me parece que esa voluntad no es un accidente, sino que tiene sus raíces en aquel lejano pasado. Porque el presidente Alfonsín hizo su campaña electoral recitando, en cada discurso -y creo que dijo más de ochocientos- y en cada pueblo del país, el preámbulo de la Constitución nacional, crecientemente coreado por las concurrencias, como un pacto de nuevo comienzo. Creo que debemos observar esto con atención, porque significa que los valores del Preámbulo estaban en el corazón del pueblo argentino en 1983. ¡Ciento treinta años después de haber sido dictado!

Los autores más perspicaces, y en particular Alain Rouquié, habían señalado -en trabajos publicados durante los años oscuros- que las dictaduras militares hacían siempre referencia a un retorno a la democracia, como si la Argentina no reconociera otra legitimidad que esa, aun en los momentos de mayor confusión.

Acaso esa particular solidez ideológica y política es lo que constituye el patrimonio íntimo de nuestro país, formado y ratificado entre los horrores del siglo XIX y los horrores del siglo XX. Y ese patrimonio es, probablemente, lo que interpretó el gobierno de 1983 y reconocieron las otras parcialidades de la vida política argentina en aquellos años, y en los que han continuado hasta hoy. Si es así, entonces también el comienzo democrático de hace veinticinco años podría interpretarse como el reencuentro de la Argentina con su destino, con su razón de ser.

Artículo de opinión publicado en el diario La Nación, el 22 de septiembre de 2008

http://www.youtube.com/watch?v=ob5670m-tqg

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Borges psicodélico


Jorge Luis Borges escuchaba a Pink Floyd, los Beatles y los Stones; aborrecía a Beethoven y a Gardel; tenía pasión por la comida japonesa y dejó de tomar vino cuando un amigo de su padre vaticinó que se volvería un “borracho perdido”. Así lo reveló su viuda María Kodama en París, donde se exponen 130 fotos de los viajes personales del genial escritor por el mundo.

“El decía que era sordo musical porque tenía sólo oído para la música de la palabra. Decía que Beethoven no le gustaba, lo que producía horror en la gente entendida; y creía que Gardel había arruinado el tango porque lo había hecho sentimental y llorón”, recordó Kodama en una entrevista que concedió a BBC Mundo en París, donde se exhibe la muestra El Atlas de Borges.

“Pero le gustaban Brahms, Bach, la música antigua, medieval, la música folklórica, la milonga y los tangos de la ‘guardia vieja’, como los llamaba, porque eran como milongas: tenían letras divertidas, en doble sentido”, repasó Kodama.

Tanto le gustaba Pink Floyd que “el himno para su cumpleaños no era el Happy birthday sino The Wall -dijo su viuda-. A la película The Wall la vimos infinidad de veces. Creo que sabía de memoria el diálogo. Le gustaba ese tipo de música porque decía que tenía enorme fuerza, terrible pero vital”.

Los Rolling Stones y los Beatles también “le encantaban por su fuerza increíble”.

Fuente: www.lacapital.com.ar
Imágen: http://flora-y-fauna.blogspot.com/2008/08/jorge-luis-borges.html

http://www.youtube.com/watch?v=-bbQUDFkdsU

martes, 16 de septiembre de 2008

El horror de La Noche de los Lápices


El 16 de septiembre de 1976 empezó la seguidilla de diez secuestros de estudiantes platenses que reclamaban por la instauración de un boleto estudiantil en un operativo dirigido por el general Camps. Sólo cuatro sobrevivieron a las torturas y crímenes del gobierno de facto.

La noche del 16 de septiembre de 1976 comenzaron una serie de secuestros de diez estudiantes secundarios agrupados en la Unión Estudiantil Secundaria (UES) quienes sólo pedían la instauración de un boleto estudiantil secundario en la ciudad de La Plata.

Sólo cuatro de los alumnos del Colegio Nacional de La Plata secuestrados sobrevivieron a las posteriores torturas y traslados impuestos por la dictadura. Hoy algunos militares retirados niegan los hechos ocurridos, el estado argentino —en su totalidad— reconoce los acontecimientos que tuvieron como protagonista al general Ramón Camps, como director del Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejército y la Policía de Buenos Aires y cabeza del operativo.

Según la CONADEP, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas creada durante el gobierno de Raúl Alfonsín y presidida por el escritor Ernesto Sábato, la policía bonaerense había preparado un operativo de escarmiento para los que habían participado de la campaña por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como “subversión en las escuelas”, y que "los adolescentes secuestrados habrían sido eliminados después de padecer tormentos en distintos centros clandestinos de detención, entre los que se encontraban: Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5a., 8a., y 9a. de La Plata y 3a. de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires".

Este acontecimiento es tomado como un hecho emblemático del plan del Proceso de Reorganización Nacional de la última dictadura militar, ya que las desapariciones se realizaron sobre estudiantes, en su mayoría, menores de edad.

Fuente: diario criticadigital.com
Imágen: http://www.elortiba.org/lapices.html

http://www.youtube.com/watch?v=QXyX45A0Alk

domingo, 14 de septiembre de 2008

Amy Winehouse


En este día domingo, precisamente día de su cumpleaños, como no dedicarle unas líneas a esta cantante británica que con su voz mezzo soprano deleita a los amantes del jazz, del soul y del blues

http://www.youtube.com/watch?v=I6LVGcIC1Tc&feature=related

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Carta del Mono al Ruso


A modo de homenaje a Sergio Karakachoff reproduzco la carta de Gustavo "El Mono" Calleja, publicada en el Libro "En lucha", editado por la UNLP, misiva a la que el transcurso del tiempo no le ha hecho perder vigencia. Vaya entonces a título de homenaje y recuerdo a Sergio Karakachoff, un verdadero luchador de la causa radical, de la democracia, de la paz y de la vida.

Mi Amigo El Ruso
En los primeros días de septiembre se cumplen veinte años del asesinato de Sergio Karakachoff.

Estas líneas, cargadas por la subjetividad que implica la amistad, tratan de explicar las causas por las cuales sin haber ocupado jamás una función partidaria de primer nivel, ni haber dejado una obra escrita de envergadura, los jóvenes radicales, que solo lo conocen a través de la transmisión oral de sus pensamientos, lo hayan convertido en un mito vigente en todos los lugares de la República.

No dudo que en ello tiene que ver la trágica circunstancia de que un guerrero de la no-violencia haya sido una de las más preciadas victimas de los violentos, pero no es el motivo principal.

A muchos nos consta su rechazo al camino de la lucha armada; la entendía como una opción sin retorno, condenada al fracaso y a generar más daños que los que pretendía superar. Las únicas armas que utilizaba Sergio eran sus ideas y con ellas era prácticamente invencible.

Iletrados, sus asesinos, al saquear sus oficinas buscando armas de guerra, creyeron derrotarlo llevándose la única que existía: la colección del diario "En Lucha ", donde estaban sus pensamientos; de allí la frase sarmientina con que lo despide Anselmo Marini: "Bárbaros, las ideas no se matan". Muchas de esas ideas son las que levanta el Radicalismo triunfante de 1983 y ese es el triunfo de Sergio sobre los violentos.

Formado en la pureza de la militancia universitaria y en el ideario de la Reforma, adoptó de esta última y lo trasladó a todo el campo de la política, el concepto de que la autoridad no se ejercita mandando, sino sugiriendo y creando una vinculación espiritual entre el que transmite y el que recibe. De allí nacen su peregrinar permanente, su vocación periodística y su concepción democrática de la vida; defendía sus creencias, respetaba las de los demás y jamás aceptaba imposición ideológica de ninguna naturaleza. Su vida universitaria también es la base del nacimiento de su indiscutido liderazgo.

Admirador de Alem, Yrigoven y Lebensohn, Sergio entendía a la UCR en cuanto fuera un vehículo de la reparación y el progreso social equitativo; era un idealista de militancia permanente e integral, que sabia conjugar el pensamiento con la acción. Sin que él pudiera verlo, la historia demostró entre 1970 Y 1983 que la concreción de los grandes sueños es posible. Esa es la enseñanza que nos deja y la causa de su recuerdo constante, que se agiganta ante la realidad de un radicalismo errático en sus principios doctrinarios.

La introducción a la política grande la vive bajo la gestión frondicista, donde se muestran con claridad las peores lacras que minan la vida democrática: los pactos pre-electorales espurios, la violación de los compromisos programáticos, la justificación esotérica de los idearías traicionados, el reemplazo de la racionalidad por la corrupción en el accionar gubernamental.

El derrocamiento del Presidente Artuto Illa constituye un hito fundamental en la vida partidaria y también en la de Sergio, pues lo induce a un serio replanteo, cuyos principales interrogantes a responder giraban en tratar de comprender: a) como un gobierno democrático, eficaz en lo económico y social, internacionalmente exitoso y respetado y éticamente intachable, había caído solo, sin pueblo y sin partido; b) cuales eran las causas del apoyo que sectores populares enrolados en el Peronismo, con un pensamiento económico similar al del Radicalismo, brindaron a ese golpe, generado por grupos de poder que terminarían perjudicándolos y c) con la conducción partidaria de ese momento?, podrían generarse posibilidades para que la UCR dejara de actuar, tanto como un "ganador" de representaciones minoritarias en los intervalos constitucionales, como de garante democráticas de la salida de los golpes militares fracasados, y volviera a convertirse en el partido mayoritario y popular de Alem e Yrigoyen.

Estaba convencido que no debían tener cabida en la UCR. quienes aceptan mansamente los mecanismos del poder instaurados por el Régimen o sus continuadores: los consideraba ideológicamente vencidos e irrecuperables. Entendía que las posiciones complacientes, convertían al Radicalismo en socio de los poseedores y corresponsable de la consolidación y el agravamiento de las injusticias de los desposeídos. Tampoco aceptaba las posiciones dubitativas, a las que señalaba como el paso vprevio de las traiciones, y menos aun las coincidencias doctrinariamente inaceptables, conducentes al divorcio del Radicalismo con los sectores populares de los cuales había nacido y a los cuales se debía.

En 1968 fue el principal impulsor del diálogo con los sectores más progresistas del sindicalismo peronista platense, entre quienes se contaban Antonio Balcedo, Enrique Gaite y Eugenio Oraziuk. Paradójicamente, las mayores críticas las recibió por parte de quienes en 1972 -cuatro años después- reivindicaron el abrazo histórico entre Perón y Balbín.

Conjuntamente con Conrado Storani y Horacio Palacios creó la revista Pasaremos y comenzaron a caminar la República. De esta forma se convirtió en uno de los impulsores del Movimiento de Renovación y Cambio, corriente interna realmente progresista del Radicalismo, que le permitió superar la crisis en que se hallaba y llegar al Gobierno en 1983 con un apoyo popular masivo, tal como lo había soñado Sergio.

Incapaces de enfrentarlo en el terreno de las ideas, al igual que con Alem y Lebensohn, sus adversarios optaron por tratar de descalificarlo ideológicamente, utilizando conceptos que en las épocas que se vivian eran verdaderas sentencias de muerte.

Disfrutar de la amistad de Sergio era un lujo. La reconstrucción trágica de las circunstancias que rodean su secuestro, nos lo muestran ejerciendo el concepto de la amistad sin medir los riesgos que pudiera correr: llegó tarde para salvarle la vida a su amigo "Mingo" Teruggi, pero temprano para entregar la suya.

Para quienes lo conocimos íntimamente, no nos caben dudas sobre cuales hubieran sido sus posiciones cuando en el ultimo gobierno radical se comenzaron a reemplazar las doctrinas y los programas partidarios por otros distintos, elaborados por los representantes del poder económico, artífices del golpe de mercado que impulsó la debacle del gobierno y que hoy, bajo fachada de la administración justicialista detentan el poder real.

Estamos convencidos de la dureza con que hubiese calificado y enfrentado a quienes han comprometido a la UCR en la consolidación de un régimen conservador o la aceptación del papel partidario de variante prolija de un modelo socio-económico que ha llevado a nuestro pueblo a condiciones de pobreza desconocidas e inaceptables.

Hoy, increíblemente, los desafíos a enfrentar son los mismos que en 1966, pero con enemigos infinitamente más poderosos y un radicalismo débil, inmerso en una crisis ideológica que parece no tener fin.

El mejor homenaje que le podemos hacer a Sergio es no aceptar la derrota cultural en que se encuentra la Republica y estar convencidos que con ideas y militancia es posible derrotar el modelo neo-liberal vigente. Pero si llegásemos a pensar en la irreversibilidad de la situación actual, tal como Sergio repetía ante los temerosos de los cambios "pongámoslo nuevamente a Cisneros y vayámonos a casa".


La Plata, 31 de agosto de 1996
Gustavo Adolfo Calleja

http://www.youtube.com/watch?v=kFH6c3qQnP8