A este radical correntino nacido en Esquina lo conocí en la primavera democrática de los ochenta a través del ex diputado provincial Vicente Betro.
Don Vicente, con base territorial en barrio Ludueña, lideraba un puñado de comités seccionales y también de distritos del departamento Rosario.
Entre las parroquias se encontraba el comité de barrio Empalme Graneros, la seccional 20 cuyo dirigente era precisamente Pedro “El Yeite” Fernandez.
A ambas seccionales en el oeste pobre rosarino, nos dividía calle French, hacia el norte la 20, y hacia el sur nuestra querida seccional 14, pero más allá de esa división geográfica nos unía una profunda vocación radical.
Con el Yeite y su esposa Mirta solíamos vernos en sendos comités, en su casa de la calle José Ingenieros, pero también en el Comité Departamental Rosario de la Unión Cívica Radical, en la vieja casona de calle Paraguay al 300 o en los cafés donde se reunían los dirigentes radicales de ese tiempo (en el lobby del hotel Majestic o en el bar del hotel Savoy) dichos encuentros con El Yeite siempre estaban precedidos de un cálido abrazo y de un señor apretón de manos.
El Yeite siempre acudía a dichos encuentros con una presencia impecable, al punto que algunos también le decían El Duque o El Conde.
Con el paso del tiempo y el tratamiento personal que fuimos teniendo y que me permitía conocerlo me iba situando ante un ser familiero por excelencia, orgulloso de la familia que supo prohijar.
También pude apreciar a un dirigente radical comprometido de esos que estaban presentes las 24 horas del día los 365 días del año, con una capacidad de gestión inconmensurable para poder dar una mano a quien lo necesitase.
Radical a cabalidad manifiesta, radical de tiempo completo de esos que siempre estaban, tanto en las buenas como en las malas, pero sin perder la postura y siempre presto a un “qué hacés papá, cuándo nos vamos a juntar a matear, a comer unas tortas fritas o a comer una carne a la parrilla?”
Mil anécdotas de luchas compartidas podrían escribirse, solo relataré dos que lo pintaban de cuerpo entero, en uno de esos avatares de la lógica de la política, una elección interna nos encontró en distintas facciones, se habían unificado las seccionales, y entonces la contienda electoral se desarrolló en una escuela de Empalme Graneros, el comisario no entendía el trato cordial que teníamos y nos lanzó la consulta ante lo extraño que le resultaba el trato que nos dispensabamos esto es que siendo que estabamos en listas opuestas y primereando El Yeite le respondió: “es mi hijo, cómo vamos a estar peleados por una elección?“
Otro episodio importante compartido fue la histórica toma del Comité Departamental Rosario de la UCR donde estuvimos bastante tiempo resistiendo la intervención partidaria que con malas armas había dispuesto el presidente del Comité Nacional de ese entonces, decisión adoptada entre gallos y medianoche y a espaldas de la decisión de la Convención Nacional adoptada en Mar del Plata por unanimidad, la decisión a la que se hizo oídos sordos fue la de respetar las autonomías provinciales y las estrategias electorales de las mismas, El Yeite no dudo un instante en qué lado debía estar y consecuente con ello todo el tiempo estuvo en el Comité tomado resistiendo la entrega del centenario Partido a los designios del partido socialista.
Hoy con su partida se materializa un duro golpe tanto para su familia, como para la U.C.R. de Empalme Graneros y para el radicalismo rosarino, quedando vivo su legado que cual faro iluminará el camino de los que quedan.
Para los quedan hay un legado a honrar, descansa en paz querido Yeite.