martes, 26 de julio de 2016

SI




por Rudyard Kipling


Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, 
ni hablar con demasiada sabiduria...
Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre)
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas 
a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...
Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después 
de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud 
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.

viernes, 17 de junio de 2016

Malta





El reloj de cuarzo
que al mismo tiempo tiene brújula precisa,
también una veleta le hace compañía;
y números de complicado calendario
activado por las fases de la luna.

Este reloj polifacético
fue el botín de guerra
de los gigantes que construyeron megalitos
en la isla de Malta.

Erigida como férrea plataforma del Mediterráneo
discurre en medio de mil tormentas,
arremolinándose alrededor de un trébol místico
el rastro de los carros que dejaron profunda huella;
en el suelo insular antes de la invención de la rueda
es un ecléctico detalle para asombro ulterior.

Al contemplar La Valetta
desde una carlinga etérea,
se avizoran pasadizos entre los islotes;
tal vez la ruta segura hacia la playa
donde el barco del apóstol Pablo se salvó del huracán;
fortín sordo al alarido de los sitiadores
aros candentes frustraron cada intento
de arriar la bandera invicta
centinela del tesoro oculto en el halcón maltés…

La estrella del estandarte
sigue el ritmo de una veleta,
dirigida por un reloj magnético;
íntimo espacio que brinda cobijo al náufrago
y serena paz a los desterrados,
la llamada de un teléfono pretérito
confirmaba desde los acantilados de antaño
que esta isla sería una fortaleza imbatible
en mitad del mar.

por Jorge Ángel Luna Rosado
de Colombia