Infinidad
de idas y venidas por la autopista Rosario - Santa Fe, matizados por
diálogos de variadas temáticas, constituyen un objeto de valoración
diferente al del cristal de la política.
Así,
durante casi una década de compartir la lucha sindical pude apreciar
una calidad humana distinta a las que suelen proyectar los medios de
comunicación sobre los dirigentes sindicales.
Tras
escoger un disco entre toda la discografía almacenada en aquél
viejo Peugeot noventoso, comienza a sonar Sabina y también comienza
el abordaje de temas de conversación que van desde la familia a la
problemática tribunalicia, de la rivalidad en el pueblo de
Avellaneda, de la política y de la cultura, y un tema de rigor
siempre presente, los recuerdos, las postales de infancia y de
juventud de su terruño natal, aspectos estos que permitían apreciar
integralmente al hombre de Las Parejas.
Esa
secuencia antes descripta, viaje tras viaje, reunión tras reunión,
sobremesa tras sobremesa, horadaba a paso sostenido la soberbia que
los señaladores crónicos le imputaban, al punto de tornarla casi
inexistente.
Los
diferendos de la lógica de la política, la distancia del ya no
compartir el espacio de participación, y fundamentalmente el paso
del tiempo, no modificaron un ápice para quien escribe aquélla
valoración sobre esa calidad humana a la que me vengo refiriendo.
En
tiempos de militancia activa, sobre todo partidaria, muchas veces
sostuve ¨siento que me respetan más en otros espacios políticos
que en mí propio partido¨, y una de las personas que así me hacía
sentir, era el hombre para quien hoy escribo estas lineas.
Tono,
El Tono, Juan, Juan Antonio, o simplemente Nucci era las distintas
formas de tratamiento que le dispensaban, en mí caso, en el mano a
mano siempre opté por decirle Juan, se lo había escuchado
pronunciar a otro correligionario que también había incursionado en
las lides sindicales, hablo del telefónico Luis Romani. En ese Juan
se conjugaba respeto y afecto, con lo cual a modo de reciprocidad
dispensaba ese tratamiento a quien respetaba profundamente a quienes
transitaban el camino de la militancia política.
Concluyendo
mí ciclo de militancia sindical, tuve la posibilidad de tener una
charla franca con él, café mediante expresé mí disenso político,
rara oportunidad la que he tenido puesto que en el mundo de la
política no son afectos a escuchar disensos y en ese caso te envían
al gaucho de turno para que te explayes. También en esa misma charla
tuve la posibilidad de exteriorizar mi agradecimiento y mí gratitud
por las posibilidades de desarrollo y de crecimiento que me había
brindado la experiencia sindical.
Estas
son algunas líneas que escribo a modo de semblanza y de
reconocimiento ante la partida de un hombre que dió gran parte de su
vida a la política, a la política sindical, descansa en paz
compañero. Hasta siempre Juan!
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