En la gestión presidencial del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989), la defensa de los
derechos humanos tuvo su correlato ineludible en los esfuerzos por la preservación
de la paz.
Así, a través de la negociación diplomática y con la mediación del
Vaticano, la Argentina superó una potencial fuente de conflictos al firmar el
Tratado de Paz y Amistad con la República de Chile, solucionando la centenaria
disputa por el Beagle al establecer un límite cierto y definitivo en la zona de
litigio.
Respetuosa del derecho internacional, la Argentina dio cabal cumplimiento
de los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, que prohibe
el uso de la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza en las controversias
internacionales.
Simultaneamente, el gobierno radical legitimó esta decisión política a través
de la participación popular, que mayoritariamente votó por la aceptación del
tratado en la consulta electoral del 25 de noviembre de 1984.
En Dicha compulsa participó más del 70 % del electorado, donde un 81,13 %
de los votos respaldó el SI, contra un 17,24 % de quienes impulsaban el NO (entre ellos se encontraban el almirante
Rojas, el ex presidente de facto Marcelo Levingston, el ex canciller (del
general Galtieri) Nicanor Costa Mendez, el nacionalista Marcelo Sanchez
Sorondo, los principales dirigentes del peronismo –Vicente Leonidas Saadi y
Herminio Iglesias los de mayor visibilidad- y la socialista Alicia Moreau de
Justo). Con este contundente aval, el Congreso sancionará en 1985 la ley que pone
fin al conflicto.
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