sábado, 17 de noviembre de 2012

Raúl Alfonsín, preso político



Intenta este ser un modo diferente de recordar a Raúl Alfonsín. 

Un día como hoy, hace 46 años la dictadura fascista  del General Juan Carlos Onganía ejecutaba su detención por el hecho de reabrir las puertas de un local partidario, específicamente, la sede del Comité  provincia de Buenos Aires en Capital Federal.

Siempre recordamos a Raúl, como político, estadista, republicano, militante, luchador, docente, padre de la democracia y muy excepcionalmente hablamos de esta condición de preso político que le hizo padecer el infame onganiato.

En este recordatorio podría haberse escrito y mucho sobre presos políticos, sobre libertades, sobre ideología, sobre compromiso político, sobre derechos humanos, pero nada más oportuno que caracterizar al régimen  que lo privó de su libertad, apelando a las  palabras  de Alfonso Carrido Lura, anagrama que ocultaba la identidad del propio Raúl Alfonsín en tiempos del despreciable régimen militar.

Sostenía Carrido Lura: “Pero todos conocemos la realidad argentina. Por eso sabemos que la decisión del gobierno no constituye sino una burda humorada. Porque estamos padeciendo una dictadura de derecha que niega al pueblo, suprime sus libertades y desconoce fundamentales derechos sociales. Porque está claro que no existe la intención de producir un retorno a la democracia, sino la pretensión  de instaurar un régimen totalitario permanente. Porque surgido de un golpe militar, el poder no emana de la voluntad popular, sino de las fuerzas armadas. Porque los partidos políticos se ha disuelto y han sido confiscado sus bienes. Porque no se ha determinado plazo alguno para la renovación del gobierno. Porque se niegan los derechos de reunión y asociación. Porque se reducen los recursos de los sectores de bajos y medianos ingresos. Porque cunde la desocupación. Porque se insiste  en abolir las conquistas obreras y se maniobra para someter a la organización de trabajadores.

Mientras tanto, seguimos esperanzados en que la democracia y la lucha por la defensa de los derechos del hombre tenga algo que agradecer a la prensa argentina, porque no se podrá encontrar mejor garantía contra su violación que el apoyo firme de una opinión pública convenientemente informada. Desde aquí hacemos lo nuestro.” (*)

Lejos de resentimientos y con una clara concepción democrática Raúl Alfonsín definía de ese modo a la dictadura militar que lo había encarcelado.

A modo de cierre en este homenaje, son oportunas las palabras de otro gran luchador que padeció años de cautiverio, hablamos de Nelson Mandela cuando sostuvo: “Nunca, nunca y nunca otra vez, debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra.”. Que así sea.

(*) fragmento de la nota “Derechos humanos”, publicada en la revista “Inédito” el 3 de abril de 1968

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