No siempre sale, pero cuando sale, sale. Son esos
instantes, privilegios de la vida, donde el encanto de la música, donde las
sutilezas mágicas de la gastronomía oriental van aportando lo suyo en eso de modelar
sentidos.
Cada encuentro constituye toda una celebración
y así, los brindis por arriba y también por abajo, conjugados con la cuadratura
taurina hacen su tributo a la festividad potenciando el sensualismo de la noche.
Lejos de calendarios y relojes hay en la noche momentos
únicos e irrepetibles, donde las palabras ceden para permitir el reinado del
tacto y las miradas, estimulando el entrelazamiento de sabores, olores, sonidos.
No siempre sale, pero cuando sale, es toda una
bendición que pone su pincelada de color a la noche y a la vida, aflorando el
deseo sempiterno de vigencia de esos instantes.
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