lunes, 31 de diciembre de 2012

Chau 2012, hola 2013




En tiempos de balances y de proyecciones para el año que se inicia, nada más oportuno que hablar sobre crisis y desafíos, y para ello nada mejor que apelar al texto de Albert Eintein donde sostiene: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo.
La crisis, es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.
Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
Brindo por un 2013 que nos permita concretar la mirada optimista de Einstein, y también por un nuevo año colmado de paz, amor, alegría y libertad.

martes, 25 de diciembre de 2012

Angel y demonio



Soy el principito  
en el asteroide de tu corazón.  
Soy el Humphrey Bogart  
que te roba un beso  
al lado del avión.  

La locomotora  
que te arrastra en sueños  
a la perdición.  

Estoy en tu bolso  
con los documentos  
y el encendedor.  
soy el espejito  
que te observa a diario  
en el ascensor.  

Para subir al cielo.  
si te hace falta un ángel,  
si te hace falta un ángel  
para subir al cielo  
para ir al quinto infierno,  
si precisas un diablo,  
si precisas un diablo  
para ir al quinto infierno,  
que te convierta en fuego  
si te hace falta un mago,  
si te hace falta un mago  
que te convierta en fuego  
de todo el universo  
si precisas un guía  
de todo el universo  

Ese soy yo, ese soy yo...  
ese soy yo, ese soy yo...  

Soy el perro Pluto  
que reclama el hueso  
de tu compasión.  
Soy la Perestroika  
que exige transparencia  
en tu ropa interior  

Soy la mariposa  
que está dibujada  
en tu bronceador  
estoy en tu bolso  
con los documentos  
y el encendedor.  

Soy el espejito  
que te observa a diario  
en el ascensor  

Para subir al cielo.  
si te hace falta un ángel,  
si te hace falta un ángel  
para subir al cielo  
para ir al quinto infierno,  
si precisas un diablo,  
si precisas un diablo  
para ir al quinto infierno,  
que te convierta en fuego  
si te hace falta un mago,  
si te hace falta un mago  
que te convierta en fuego  
de todo el universo  
si precisas un guía  
de todo el universo  

Ese soy yo, ese soy yo...  
ese soy yo, ese soy yo...  

Si te hace falta un ángel,  
para subir al cielo,  
si precisas un diablo,  
para ir al quinto infierno,  
si te hace falta un mago  
que te convierta en fuego,  
si precisas un guía,  
de todo el universo  

Ese soy yo, ese soy yo...  
ese soy yo, ese soy yo...


de Daniel Salzano y Jairo

sábado, 15 de diciembre de 2012

La CONADEP





Decreto 187/83

Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas

del 15/12/83, publicado en el Boletín Oficial el 19/12/83)


Por ello, el presidente de la Nación Argentina decreta:

Art. 1 - Constituir una Comisión Nacional que tendrá por objeto esclarecer
los hechos relacionados con la desaparición de personas ocurridos en el
país.

Art. 2 - Serán funciones específicas y taxativas de la Comisión las
siguientes:

a) recibir denuncias y pruebas sobre aquellos hechos y remitirlas
inmediatamente a la justicia si ellas están relacionadas con la presunta
comisión de delitos;

b) averiguar el destino o paradero de las personas desaparecidas, como así
también toda otra circunstancia relacionada con su localización;

c) determinar la ubicacion de niños sustraidos a la tutela de sus padres o
guardadores a raíz de acciones emprendidas con el motivo alegado de reprimir
al terrorismo, y dar intervención en su caso a los organismos y tribunales
de protección de menores;

d) denunciar a la justicia cualquier intento de ocultamiento, sustracción o
destrucción de elementos probatorios relacionados con los hechos que se
pretende esclarecer;

e) emitir un informe final, con una explicación detallada de los hechos
investigados, a los ciento ochenta (180) días a partir de su constitución.

La Comisión no podrá emitir juicio sobre hechos y circunstancias que
constituyen materia exc1usiva del Poder Judicial.

Art. 3 - La Comisión podrá requerir a todos los funcionarios del Poder
Ejecutivo nacional, de sus organismos dependientes, de entidades
autárquicas y de las fuerzas armadas y de seguridad que le brinden informes,
datos y documentos, como asimismo que le permitan el acceso a los lugares que
la Comisión disponga visitar a los fines de su cometido. Los funcionarios y
organismos están obligados a proveer esos informes, datos y documentos y a
facilitar el acceso pedido.

Art. 4 - Toda declaración requerida de los funcionarios públicos, incluidos
los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad deberá cumplimentarse por
escrito. Los particulares no estarán obligados a prestar declaración.

Art. 5 - La  Comisión estará integrada por dieciseis (16) miembros. Se
designa para ello a las personas que se consignan en el anexo I del presente
decreto.

Art. 6 - Se invita a las Cámaras del H. Congreso de la Nación a designar
tres (3) representantes cada una para integrar la Comisión.

Art. 7 - La Comisión dictará su propio reglamento interno, designará un
presidente que la representará y nombrará los secretarios que estime
necesarios. Podrá también constituir los equipos técnicos que juzgue
conveniente.

La Comisión decidirá por simple mayoría.

La  Comisión  quedara disuelta  al momento de presentarse  el informe al que
se refiere el  art. 2.

Art. 8 - La Comisión se denominará oficialmente Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas y su sede será el Centro Cultural San Martín de la
Ciudad de Buenos Aires.

Art. 9 _ Practiquense los ajustes presupuestarios necesarios para el
cumplimiento del presente decreto y la dotación de equipamiento y personal
transitorio que requiera la Comisión .

Art. 10 - Comuníquese, etc.


Raúl R.. Alfonsín. 

Antonio A. Troccoli.



Anexo I 

Nomina de Personas designadas por el Poder Ejecutivo Nacional para integrar
la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas:

 Colombres, Ricardo 
 Favaloro, Rene 
 Fernandez Long, Hilario 
 Gattinoni, Carlos 
 Klimovsky, Gregorio 
 Meyer, Marshall 
 Nevares, Jaime F. de 
 Rabossi, Eduardo 
 Ruiz Guinazu, Magdalena 
 Sabato, Emesto

Los seis (6) miembros restantes serán designados por las Cámaras del H.
Congreso de la Nación.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Paz con Chile





En la gestión presidencial del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín (1983-1989), la defensa de los derechos humanos tuvo su correlato ineludible en los esfuerzos por la preservación de la paz.

Así, a través de la negociación diplomática y con la mediación del Vaticano, la Argentina superó una potencial fuente de conflictos al firmar el Tratado de Paz y Amistad con la República de Chile, solucionando la centenaria disputa por el Beagle al establecer un límite cierto y definitivo en la zona de litigio.

Respetuosa del derecho internacional, la Argentina dio cabal cumplimiento de los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, que prohibe el uso de la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza en las controversias internacionales.

Simultaneamente, el gobierno radical legitimó esta decisión política a través de la participación popular, que mayoritariamente votó por la aceptación del tratado en la consulta electoral del 25 de noviembre de 1984.

En Dicha compulsa participó más del 70 % del electorado, donde un 81,13 % de los votos respaldó el SI, contra un 17,24 % de quienes impulsaban el NO  (entre ellos se encontraban el almirante Rojas, el ex presidente de facto Marcelo Levingston, el ex canciller (del general Galtieri) Nicanor Costa Mendez, el nacionalista Marcelo Sanchez Sorondo, los principales dirigentes del peronismo –Vicente Leonidas Saadi y Herminio Iglesias los de mayor visibilidad- y la socialista Alicia Moreau de Justo). Con este contundente aval, el Congreso sancionará en 1985 la ley que pone fin al conflicto. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Raúl Alfonsín, preso político



Intenta este ser un modo diferente de recordar a Raúl Alfonsín. 

Un día como hoy, hace 46 años la dictadura fascista  del General Juan Carlos Onganía ejecutaba su detención por el hecho de reabrir las puertas de un local partidario, específicamente, la sede del Comité  provincia de Buenos Aires en Capital Federal.

Siempre recordamos a Raúl, como político, estadista, republicano, militante, luchador, docente, padre de la democracia y muy excepcionalmente hablamos de esta condición de preso político que le hizo padecer el infame onganiato.

En este recordatorio podría haberse escrito y mucho sobre presos políticos, sobre libertades, sobre ideología, sobre compromiso político, sobre derechos humanos, pero nada más oportuno que caracterizar al régimen  que lo privó de su libertad, apelando a las  palabras  de Alfonso Carrido Lura, anagrama que ocultaba la identidad del propio Raúl Alfonsín en tiempos del despreciable régimen militar.

Sostenía Carrido Lura: “Pero todos conocemos la realidad argentina. Por eso sabemos que la decisión del gobierno no constituye sino una burda humorada. Porque estamos padeciendo una dictadura de derecha que niega al pueblo, suprime sus libertades y desconoce fundamentales derechos sociales. Porque está claro que no existe la intención de producir un retorno a la democracia, sino la pretensión  de instaurar un régimen totalitario permanente. Porque surgido de un golpe militar, el poder no emana de la voluntad popular, sino de las fuerzas armadas. Porque los partidos políticos se ha disuelto y han sido confiscado sus bienes. Porque no se ha determinado plazo alguno para la renovación del gobierno. Porque se niegan los derechos de reunión y asociación. Porque se reducen los recursos de los sectores de bajos y medianos ingresos. Porque cunde la desocupación. Porque se insiste  en abolir las conquistas obreras y se maniobra para someter a la organización de trabajadores.

Mientras tanto, seguimos esperanzados en que la democracia y la lucha por la defensa de los derechos del hombre tenga algo que agradecer a la prensa argentina, porque no se podrá encontrar mejor garantía contra su violación que el apoyo firme de una opinión pública convenientemente informada. Desde aquí hacemos lo nuestro.” (*)

Lejos de resentimientos y con una clara concepción democrática Raúl Alfonsín definía de ese modo a la dictadura militar que lo había encarcelado.

A modo de cierre en este homenaje, son oportunas las palabras de otro gran luchador que padeció años de cautiverio, hablamos de Nelson Mandela cuando sostuvo: “Nunca, nunca y nunca otra vez, debería ocurrir que esta tierra hermosa experimente la opresión de una persona por otra.”. Que así sea.

(*) fragmento de la nota “Derechos humanos”, publicada en la revista “Inédito” el 3 de abril de 1968

domingo, 28 de octubre de 2012

Discurso Plaza de la República - 27/10/1983






Argentinos se acaba la dictadura militar. Se acaba la inmoralidad y la prepotencia. Se acaba el miedo y la represión. Se acaba el hambre obrero. Se acaban las fábricas muertas. Se acaba el imperio del dinero sobre el esfuerzo de la producción. Se terminó, basta de ser extranjeros en nuestra tierra. 

Argentinos, vamos todos a volver a ser los dueños del país. La Argentina será de su pueblo. Nace la democracia y renacen los argentinos. 

Decidimos el país que queremos; estamos enfrentando el momento más decisivo del último siglo.  Y ya no va a haber ningún iluminado que venga a explicarnos cómo se construye la República. Ya no habrá más sectas de “nenes de papá”, ni de adivinos, ni de uniformados, ni de matones para decirnos lo que tenemos que hacer con la Patria. 

Ahora somos nosotros, el conjunto del pueblo, quienes vamos a decir cómo se construye el país. Y que nadie se equivoque, que la lucha electoral no confunda a nadie; no hay dos pueblos. Hay dos dirigencias, dos posibilidades. Pero hay un solo pueblo. 

Así, lo que vamos a decidir dentro de cuatro días  es cuál de los dos proyectos populares de la Argentina va a tener la responsabilidad de conducir al país. Y aquí tampoco nadie debe confundirse. No son los objetivos nacionales los que nos diferencian sino los métodos y los hombres, para alcanzarlos. 


No es suficiente levantar las banderas de justicia social, hay que construirla y hacer que permanezca. Las conquistas pasajeras, frágiles, las borran de un plumazo las dictaduras. Y entonces, es el pueblo el que paga los errores de los gobiernos populares.  No puede haber más equivocaciones. Hay que saber gobernar a la Argentina. Este no es un tiempo para improvisar, para debilitarse en luchas internas. Hay demasiado trabajo 
que hacer para que se carezca de la unidad de mano  necesaria para enfrentar todos los problemas que nos deja la dictadura. 

No alcanza declamar la libertad. Hay que tener historia de libertad para poder asegurarla. Sino vuelve el silencio, la represión y el miedo. 

Lo que vamos a decidir es cuál de los dos proyectos populares está en mejores condiciones de lograr la libertad y la justicia social, sin retrocesos, para éstas y las próximas generaciones de argentinos.


Los más altos dirigentes justicialistas han dicho  que las elecciones no las ganará ningún candidato sino que las va a ganar Perón, así como el Cid Campeador venció muerto una batalla. 

Me pregunto como se preguntan millones de argentinos, entonces ¿quién va a gobernar en la Argentina? Y me lo pregunto al igual que millones de argentinos, porque todos recordamos muy bien lo que ocurrió cuando murió Perón. En  ese momento se  produjo una crisis  de autoridad que   ocasionó grandes daños al 
país. En esos años hubo quienes tomaron decisiones desacertadas, hubo quienes actuaron irresponsablemente, hubo quienes procedieron con buena voluntad y hubo quienes lo hicieron de manera criminal. Pero lo cierto es que sucedía algo más importante: nadie sabía realmente quién gobernaba en verdad a la Argentina. La crisis de autoridad creada por la muerte de Perón, al no poder ser resuelta por el partido gobernante, colocó a la nación más allá de la voluntad, e incluso de la buena voluntad, de los que deseaban fervientemente consolidar un gobierno popular al servicio del pueblo. 

Asistimos entonces a un caos económico, al desorden social y a la escalada de la violencia. El llamado Rodrigazo inauguró hiperinflación y la especulación más desenfrenada. Esta inflación galopante, desatada en junio de 1975, implicó un despojo cotidiano sobre todos los salarios. La reacción justa e inevitable de los trabajadores ahondó un creciente desorden social. 

Entretanto la acción de las 3 A, desplegada con toda intensidad e impunidad, había suscitado un clima de violencia generalizada. Sobre este telón de fondo, en medio del caos económico y del desorden social, nos vimos envueltos en un juego enloquecido de terrorismo y represión que se fue ampliando de manera incontenible. 


Nadie podrá reprochar jamás al radicalismo haber echado leña al fuego en esos años de desorientación y crisis. El radicalismo no intentó aprovecharlos en su favor sino que puso todo su esfuerzo para que se mantuvieran las instituciones de la República. 

Pero la crisis de autoridad suscitada por la muerte de Perón resultó inmanejable y tuvo consecuencias trágicas. La más evidente, que todos sufrimos, fue la de ofrecer el pretexto esperado por las minorías del privilegio para provocar el golpe de 1976 y sumir a la Nación Argentina en el régimen más oprobioso de toda su historia. 

Vinieron con el pretexto de terminar con la especulación y desencadenaron una especulación gigantesca que desmanteló el aparato productivo del país, empobreció a la inmensa mayoría de los argentinos y enriqueció desmesuradamente a un minúsculo grupo de parásitos.


Vinieron con el pretexto de evitar la cesación de  pagos ante el extranjero y endeudaron al país en forma que nadie hubiera podido imaginar y sin dejar nada a cambio de una deuda inmensa. 

Vinieron con el pretexto de eliminar la corrupción y terminaron corrompiendo todo, hasta las palabras más sagradas y los juramentos más solemnes. 

Vinieron con el pretexto de restaurar la tranquilidad y se ocuparon de imponer el temor a la inmensa mayoría de los argentinos. 

Vinieron con el pretexto de instaurar el orden y acabar con la violencia y desataron una represión masiva, atroz e ilegal acarreando un drama tremendo para el país, cavando un foso de sangre deliberadamente impulsado por algunos grupos privilegiados con el designio de enfrentar definitivamente a las Fuerzas Armadas  con el pueblo argentino a fin de entorpecer o impedir la vialidad de cualquier futuro gobierno popular. 

Vinieron con el pretexto de imponer la paz e incitaron a la guerra, hasta que, usando las aspiraciones más legítimas y sentidas por todos los argentinos, se embarcaron irresponsablemente en el conflicto de las Malvinas.

Nadie puede imaginar que sea responsable de estas tragedias la masa de hombres y mujeres argentinos que creían en Perón. Por el contrario, ellos, como la inmensa mayoría de los argentinos, han sido las víctimas de tales males. 

Pero sería irresponsable no reconocer que la crisis de autoridad que siguió a la muerte de Perón desembocó en una situación inmanejable para el partido entonces gobernante. Así cundieron el desconcierto y el descreimiento y se dejó el campo libre para la aventura del régimen militar y los intereses espurios, de adentro y de afuera, que se encaramaron en el poder.


Es una lección amarga que los argentinos no podemos ni debemos olvidar porque sino las desgracias volverán a repetirse. Detrás de esa lección hay otra más profunda que tampoco deberemos olvidar. La crisis de autoridad que se vivió al morir Perón abrió una disputa por el poder en la que predominaron la prepotencia y la violencia. Pero con la prepotencia y la violencia no hay gobierno posible para el pueblo argentino: con ellas sólo se benefician los pequeños grupos que las manejan mientras casi todos los argentinos se perjudican. Peor aún: por ese camino corremos el peligro de quedarnos sin país. 

Porque la violencia y la prepotencia son las que nos impiden construir. Es la prepotencia y la violencia alternativamente ejercida por uno y otros grupos minoritarios, ya sea la violencia física, económica, social, o política, la que nos obliga a comenzar siempre de nuevo, la que viene a destruir lo que a duras penas levantamos un día y nos fuerza a empezarlo otra vez al día siguiente. ¿Qué industria vamos a tener si cada dos o tres o cuatro años las fábricas se cierran y pasan otros tantos años para abrirlas otra vez y recomenzar 
casi de cero? ¿Qué sindicatos vamos a tener si los trabajadores se ven entorpecidos desde afuera o desde adentro para construirlos y perfeccionarlos a través del tiempo por su libre decisión, ejerciendo con pasión pero con tranquilidad la crítica que permite corregir errores y mejorar las cosas? ¿Qué educación vamos a tener si la intolerancia y la prepotencia lleva periódicamente a echar maestros y profesores, a cerrar aulas y laboratorios, a destruir una y otra vez en pocos días los que tanto trabajo y tantos años cuesta levantar en cada ocasión? Y así podríamos seguir con cada tema, con cada actividad. ¿Cómo nos vamos a quedar 
inermes ante los intereses extranjeros si destruyéndonos una y otra vez a nosotros mismos somos incapaces de fortalecernos? 

Los argentinos, casi todos los argentinos, tenemos en nuestra boca el amargo regusto de trabajar en vano, de arar en el mar porque periódicamente asistimos a la destrucción de nuestros esfuerzos.  Y todo esto ocurre porque el poder que se puede obtener con la violencia y la prepotencia sólo sirve para lo que ellas sirven, es decir para destruir. Es poco o nada lo que se puede construir con la violencia y la prepotencia. Y así es como está nuestra desgraciada nación. 

La crisis de autoridad sólo será resuelta restableciendo la autoridad, es decir la capacidad para conciliar, la aptitud para convencer y no para vencer. Tendremos autoridad porque seremos capaces de convencer, porque estamos proponiendo lo que todos los argentinos sabemos que necesitamos: la paz y la tranquilidad 

de una convivencia en la que se respeten las discrepancias y en la que los esfuerzos para construir que hagamos cada día no sean destruidos mañana por la intolerancia y la violencia. 

Proponerse convencer sólo tiene sentido si estamos dispuestos también a que otros nos puedan convencer a nosotros, si aseguramos la libertad y la tolerancia entre los argentinos. Proclamamos estas ideas no sólo porque  nos parecen mejores sino –y sobre todo- porque sabemos que constituyen el único método para que los argentinos nos pongamos a construir de una vez por todas nuestro Futuro. Esto es, simplemente, la 
democracia. 

Y cuando denunciemos a quienes proponen, de uno u  otro modo, perpetuar la violencia, la prepotencia o la intolerancia como método de gobierno, no queremos ni nos importa denunciar a una o varias personas determinadas. Lo que nos preocupa, y lo que nunca dejará de preocuparnos, es impedir que ese método destructivo siga imperando en nuestra patria, que siga aniquilando los esfuerzos  de todos los argentinos, que siga condenándonos, como nos condenó hasta ahora, a ser un país en guerra consigo mismo. 

Hay quienes creen, por tener demasiado metido dentro de sí mismos la prepotencia, o por soñar con soluciones mágicas e inmediatas, que ser tolerantes es ser débiles. Se confunden por completo. Para ser tolerantes y para hacer imperar la tolerancia se requiere mucho más firmeza que para ser prepotentes. 

En primer lugar, se necesita firmeza consigo mismo para no caer en la tentación de abusar del propio poder. ¡Cuánto mejor estaríamos hoy si en las Fuerzas Armadas hubiera existido el buen criterio, el correcto criterio de usar las armas que el pueblo les entregó para defenderlo eficientemente contra las fuerzas armadas de otros países y no para ocupar el gobierno de la República! 

¿Cuánto mejor estaríamos si casi todos los gobiernos no hubieran cedido a la tensión de declarar el estado de sitio –medida excepcional y extrema según la Constitución- para vencer sus dificultades en vez de procurar convencer a la población, aceptar sus críticas y garantizar el reemplazo pacífico de los gobernantes! 

Pero también se requiere mucha firmeza para impedir, de una vez por todas, que vuelvan a triunfar los profetas de la prepotencia y de la violencia. Después de las desgracias que sufrimos el pueblo argentino entero habrá de impedirlo. Nunca más permitiremos que un pequeño grupo de iluminados, con o sin uniformes pretenda erigirse en salvadores de la patria, mandándonos y pretendiendo que obedezcamos sin chistar. Porque sabemos que sólo podremos levantarnos de estas ruinas que nos oprimen mediante el esfuerzo libre y voluntario de todos, mediante el trabajo oscuro y cotidiano de cada uno. Ningún obstáculo 
será insuperable frente a la voluntad inmensa de un pueblo que se pone a trabajar si cerramos definitivamente el camino a la prepotencia y la violencia y al a destrucción con la que nos amenazan. 

Estas ideas constituyen nuestra primer propuesta básica: que sea claro el método con el que vamos a construir nuestro propio futuro, el método de la libertad y de la democracia. 

Nuestra segunda propuesta fundamental, además del  método con el que actuaremos, señala el punto de partida del camino que nos propondremos recorrer: el de la justicia social.  Es innecesario reiterar la gravedad de la situación actual del país, la peor de toda su historia. Pero sí es un deber de todos que hay quienes sufren más que otros. Nuestro punto de partida, que sabemos compartido por la inmensa mayoría de los argentinos, apela a un formidable esfuerzo de solidaridad y fraternidad con los que están más desamparados, con los que más necesitan entre todos los que necesitan. Vamos a construir el futuro de la 
Argentina y comenzaremos por construirlo ya mismo para quienes menos tienen. 

Es por eso que yo hice un solo juramento: no habrá más niños con hambre entre los niños de Argentina. Esos niños que sufren hambre son los más desamparados entre los desamparados y su condición nos marca con un estigma que debe avergonzarnos como hombres y como argentinos. 

Nuestra apelación a la fraternidad y la solidaridad entre los argentinos es mucho más que un impulso ético. Hay en ella un propósito político en el sentido más profundo de la palabra. Porque la riqueza de un país no está en su territorio ni en sus bienes, ni en sus vacas ni en su petróleo: está en todos y cada uno de sus habitantes, en todos y cada uno de sus hombres y mujeres. Es el trabajo, la capacidad de creación de los seres humanos que lo habitan, lo que da sentido y riqueza a un país. 

Por eso, cuando nos proponemos privilegiar el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores más postergados estamos proponiendo rescatar, lo más rápidamente posible, la mayor fuente de nuestra riqueza, el mayor capital de nuestra patria: es la voluntad de terminar con la inacción a que fueron condenados millones de hombres y mujeres para que sumen su esfuerzo a los otros millones de hombres y mujeres que están trabajando. Es la voluntad de conseguir cuanto antes una mayor igualdad, para que todos los argentinos puedan tener iguales oportunidades de desplegar su esfuerzo creador y contribuir con él al bienestar de todos. Es la voluntad de terminar con los que están injustamente relegados porque la sociedad no les ofrece ni les permite lo que debe ofrecerles y permitirles en la Argentina justa y generosa que vamos a construir. Es la voluntad de acabar con la falta de techo y comida, de educación y de salud que castigan a 
tantos compatriotas y que nos privan a todos de la  contribución que podrían dar a la Nación. Es la voluntad de terminar con la discriminación ejercida contra nuestras mujeres argentinas por la subsistencia de normas y costumbres retrógradas.

Ese pueblo unido en el trabajo, en la libertad y en justicia social que vamos a tener constituirá la valla más formidable que los argentinos levantaremos para impedir nuevas frustraciones. Sobre esa voluntad nuestro gobierno actuará con toda la energía y la firmeza que el pueblo está esperando para que nunca más los pequeños grupos de privilegiados de adentro ni los grandes intereses de afuera quiebren las instituciones y sometan a la Nación.  Y ahí no habrá ninguna antinomia, porque es falso que las haya, como son falsas las 

acusaciones que imprudentemente algunos lanzaron. No habrá radicales ni antiradicales, ni peronistas ni antiperonistas cuando se trate de terminar con los manejos de la patria financiera, con la especulación de un grupo parasitario enriquecido a costa de la miseria de los que producen y trabajan. 

No habrá radicales ni antiradicales, ni peronistas ni antiperonistas cuando haya que impedir cualquier loca aventura militar que pretenda dar un nuevo golpe. 

Sabemos que, como argentinos, son innumerables quienes aprendieron que detrás de las palabras grandilocuentes con las que se incitan a los golpes están, ahora más que nunca, la avidez de unos pocos privilegiados dispuestos a arruinar al país y grandes intereses extranjeros dispuestos a someterlo. 

La inmensa mayoría de los argentinos, sin distinciones ni banderías, y el gobierno al frente, terminarán para siempre con cualquier tentativa de recrear la perversa e ilícita asociación de miembros de las cúpulas de las FFAA, formando un partido militar, para aliarse una vez más con la elite parasitaria de la  patria financiera a fin de conquistar y usufructuar el poder en su propio beneficio. 

No habrá radicales ni antiradicales, ni peronistas ni antiperonistas sino argentinos unidos para enfrentar el imperialismo en nuestra patria o para apoyar solidariamente a los países hermanos que sufran sus ataques.

La construcción y la defensa de la Argentina la haremos marchando juntos, aceptando en libertad las discrepancias, respetando las diferencias de opinión, admitiendo sin reparos las controversias en el marco de nuestras instituciones porque así y sólo así podremos lograr la unión que necesitamos para salir adelante. 

Una nación es una voluntad viviente y, al igual que los hombres, se templa con las desgracias. Las desgracias que sufrimos nos han templado y ese temple es indispensable para sobrellevar las dificultades que deberemos superar. 

¡Y las vamos a superar! Tenemos el inmenso privilegio, entre los países del mundo, de disponer de un territorio extenso y lleno de posibilidades que esperan ser explotadas. Frente a un pueblo que despliegue con vigor su capacidad de trabajo y vaya construyendo piedra sobre piedra su futuro, impidiendo que nadie, nunca más, venga a destruir lo que vaya haciendo, no hay dificultad que no pueda superarse. Este es nuestro propósito, ésa es la voluntad en que nos empeñaremos todos los argentinos, ése será nuestro gobierno. 

Y el símbolo que coronará nuestros esfuerzos, que expresará mejor que ningún otro la autoridad, la paz, la tolerancia, la continuidad del trabajo fructífero de la Nación, lo veremos dentro de seis años, cuando entreguemos las instituciones intactas, la banda y el bastón de Presidente a quien el pueblo argentino haya elegido libre y voluntariamente.










sábado, 27 de octubre de 2012

El comicio cerrado (27-10-31)



Manifiesto al pueblo de la República 

El gobierno de hecho ha comunicado a la Unión Cívica Radical que efectuará las próximas elecciones de noviembre con la prescindencia de la Ley, para darse un sucesor por medio de la fuerza. No significa otra cosa la nota que, en nombre del Poder Ejecutivo firma el Señor Ministro del Interior, al contestar la que esta Mesa le enviara pidiendo comicios limpios para elegir autoridades legales. Al negar la derogación de decretos violatorios de las garantías cívicas, el gobierno cierra el comicio a nuestro partido. Necesitamos, pues, explicar a la Nación lo que significa para las instituciones este acto insólito.

[…] Desde el 6 de septiembre de 1930, el gobierno de hecho empezó a descender por una pendiente que está protocolizada en decretos, comunicaciones y discursos que la historia recogerá como documentos excepcionales de la evolución argentina.

[…] Mas ahora, después de la nota del Señor Ministro del Interior, hemos llegado al momento en que el gobierno de hecho, arrinconado por la fuerza civil del radicalismo, rehúye el combate en el terreno de la razón pública y de las instituciones patrias, despojándose del manto de ficción legal con que durante un año se cubriera.

Eso es, precisamente, lo que la Unión Cívica Radical necesitaba para mostrar al pueblo argentino, en toda su horrible desnudez, la verdad de la hora política en que vivimos, y para que los demás partidos y todos los ciudadanos sepan a qué especie de elecciones se los convoca.

[…] Nada hay en ello que demuestre respeto al espíritu ni a la letra de la Constitución, a todo lo que fue el ideal del pueblo argentino durante el siglo de contiendas por la democracia.

[…] No es la tradición de Mayo y de la Constituyente, no es en los paladines militares de la magna epopeya, no es en el pensamiento civil de Moreno, de Echeverría, de Alberdi, de Sarmiento, de Sáenz Peña en donde se hallan los hontanares de las fuerzas regresivas predominantes en la Argentina oficialista de hoy.

[…] La libertad de sufragio conquistada por la Unión Cívica Radical para el pueblo argentino, desalojó del gobierno a una oligarquía ya caduca. La nueva Argentina, que llegó al gobierno con la Unión Cívica Radical, impuso orientaciones populares, que hirieron otros intereses de casta o de gremio solidarizados hoy con la resucitada oligarquía. Los sucesos del 6 de septiembre han conducido a sus autores de la agresión contra el partido que los venció en lucha real, a una agresión contra el pueblo y sus instituciones civiles.

El espíritu del radicalismo, que es el espíritu de Mayo y de la Constituyente, palpita no sólo en la reforma electoral, contra la oligarquía política, sino también en la reforma universitaria, contra la oligarquía doctoral, y en la reforma obrera, contra la oligarquía económica. Esas tres fuerzas reaccionarias, de filiación exótica o anacrónica, son las que se han unido contra la Unión Cívica Radical, apoyándose en prejuicios virreinales y en ambiciones entorchadas. Las líneas están así tendidas, y el pueblo lo sabe. Por eso la Unión Cívica Radical se siente hoy más fuerte que nunca; fortaleza del número para el comicio del que se la excluye y fortaleza del espíritu para la historia de la que nadie podrá excluirla.

Los hombres libres y los partidos que se dicen democráticos, se hallan en una encrucijada decisiva; o se pondrán a nuestro lado para defender los derechos del pueblo, o se resignarán a participar en una parodia. […]

[…] En la iniquidad que denunciamos, el radicalismo se exalta y purifica como un leño en la llama. La prueba a que se nos somete es nuestra justificación ante la historia. La Unión Cívica Radical no vive de anécdotas electorales ni de días burocráticos, sino de ideales heroicos y de lustros históricos. Nuestro es el porvenir, porque la juventud y el pueblo están con nosotros.

Fuente: Natalio R. Botana, E. L. Gallo, E. B. Fernández, Serie Archivo Alvear, 2. La abstención del radicalismo, 1931-1934, Buenos Aires, Instituto Torcuato Di Tella, 1998.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Revolución Radical en Rosario (23.09.1893)



“… el 30 de agosto una revolución en Tucumán y en seguida otra en Santa Fe. … Alem corre a Rosario, a prestarle su presencia. En Santa Fe la revolución se impone. … Batallones  de línea se dirigen contra ella. Los pocos buques de escuadra –la cañonera “Murature” que sublevó el fogoso coronel Espina-, plegados a la revolución se tienen que entregar. Seis mil radicales mal armados, sin disciplina, sin jefes militares, no pueden resistir a las tropas de linea que Roca, Levalle, Winter, bosch y otros generales, llevan contra ellos. Alem ordena el desarme. El ejercito presidencial entra en Rosario, Alem cae preso. En las declaraciones, hidalgo siempre, asume la responsabilidad por entero.  …”

El autor, tras caracterizar a Hipólito Yrigoyen “por su capacidad de conspirador, lento, silencioso, sugestionante, preciso, ordenado. Politicamente una fuerza nacional” consigna que el sobrino de Alem “no estuvo de acuerdo con esta revolución por considerarla impremeditada y sin fuerzas, va a ser vencida”

Vencida la revolución en todo el país, las tropas del gobierno nacional, al mando del general Roca se concentraron sobre Rosario y Alem. El buque revolucionario "Los Andes" salió a enfrentar los buques que traían el ejército leal por el río Paraná; en el combate fue hundido por el acorazado Independencia y la cañonera Espora.
La situación de Leandro Alem se volvió desesperada. Roca amenazó con bombardear la ciudad si los revolucionarios no se rendían. Haciendo gala de su intransigencia, Alem decidió inicialmente resistir a todo trance, pero las mujeres y las comisiones de vecinos le piden que salve a la Ciudad. Alem decidió entonces no combatir y permitir que las tropas del gobierno reconquisten Rosario. El 1ero. de octubre Alem fue capturado y encerrado con cientos de revolucionarios. "Que valiente este pueblo del Rosario", se le oye musitar "... Acá nadie se ha rendido, ni nada se ha perdido: Cada uno a su casa, guardando bien las armas", fue el consejo final que les daba a sus combatientes. Permanecerá preso durante 6 meses.

Fuentes:

Fragmento del libro: “Leandro N. Alem” de Alvaro Yunque


domingo, 23 de septiembre de 2012

Pensamientos de Honorio Pueyrredón


a 67 años de su deceso

-"El Radicalismo no es, como he dicho, una fuerza puramente electiva y por consiguiente, un puente para llegar a las distintas posiciones; es una religión de sacrificios. Al incorporarnos a este partido, tenemos que dejar en los umbrales nuestras ambiciones personales, mucho de lo que podríamos utilizar si fuéramos libres. Esa es la disciplina que el pueblo quiere. El pueblo, en la simplicidad, pero en la profunda penetración de su psicología, nos juzga a cada uno de nosotros y de nuestra conducta privada deduce nuestra conducta política".- (Discurso ante la Honorable Convención Nacional 29-5-39).

-"El Radicalismo es moral; es el cristianismo de la política.".- (Discurso a su llegada a la Dársena Sud, luego de su deportación 25-2-1932).

-"Hoy el Partido Radical, que se ha tonificado siempre "en la intemperie", está más poderoso que nunca. Y si la libertad en la Argentina es efectiva, nuestro partido ser el intérprete de la voluntad de la inmensa mayoría de los argentinos, voluntad que hará triunfar de extremo a extremo de la República".- (Reportaje publicado en el diario "El Día" de Montevideo, Uruguay 27-2-1932).

-"El partido debe constituir núcleos múltiples de hombres capacitados, que los tiene como ningún otro en sus filas, para que cada núcleo, atenta y permanentemente se ocupe del estudio y dilucidación de los problemas que impliquen las exigencias de la vida pública. No podemos esperar nuestra llegada a las esferas del gobierno - al gobierno mismo - para decir lo que pensamos sobre sus diferentes problemas. Debemos decirlo desde aquí, debemos estudiarlos en el llano, donde no hay ninguna de las cortapisas con que tropiezan los poderes públicos y debemos marcar perfectos rumbos a la colectividad argentina dentro del sentir y del pensamiento político... Y bien señores, ese y mil otros hechos que están en la conciencia de cada uno de nosotros están marcando a los Radicales el derrotero, una línea a seguir. Esa línea no comienza de aquí para adelante; esa línea viene de cuarenta años atrás. Debemos seguirla con la misma rectitud de principios, con la misma intransigencia absoluta de la tradición, sin dar ni pedir cuartel!...No hemos de alterar la paz pública. Somos más patriotas que los que nos acusan; tenemos más motivos que ellos para ciudar el bienestar del pueblo, porque es el bienestar de la mayoría que nos pertenece, pero también pueden estar seguros de que no ha de haber halagos, ni promesas, ni amenazas que nos hagan ceder un paso en el cumplimiento de nuestro deber!".- (Discurso en banquete al Ing. Ernesto Boatti. Teatro Italia. Morón 2-4-1932).

-"La función del Radicalismo, que es partido esencialmente nacional, debe ser tender a "desmetropolizar" la República. Propendamos a "desmetropolizar" nuestro país; vayamos los hombres a tener esos contactos que nos eleven y que nos aten a los destinos de las demás partes del pueblo. Aprendamos de ellos sus necesidades, y recibamos de ellos sus luces; porque no podemos un día pretender gobernar los destinos de la patria desde cualquiera de las posiciones, si no hemos empezado por vivir en la patria y en las filas directas del pueblo.
"Y si el Radicalismo, señores, cuando llegue al gobierno considere que ya no debe preocuparle el aspecto institucional ni político del país como asunto de primer término, esa obra ya la ha realizado el Radicalismo. No podemos seguir viviendo con el Himno y los colores de la Bandera. La Bandera nos cubrirá por encima de nuestras acciones bien encaminadas por el bienestar del pueblo, como la bóveda celeste que nos cubre en todo el territorio. Tenemos que entrar a la realidad del problema, y lo digo con la franqueza que acostumbro a hablar, porque sólo así se debe hablar a los conciudadanos. Si el Radicalismo cuando llegue al gobierno va a ir a hacer un gobierno más o menos anodino, va a ir a respetar el privilegio porque el privilegio es fuerte, y contemplar la vida de las empresas poderosas porque ellas contribuyen a la grandeza de la República, y no va a ir a enfrentar al fuerte dentro de los límites justos, para cortar los desniveles profundos entre aquél que todo lo tiene y aquél otro que nada le alcanza; si el Radicalismo no ha de ir para operar grandes transformaciones sociales dentro de la estructura orgánica del país, pero amoldándose a las nuevas exigencias de la hora; si no ha de ir para dar el bienestar al pueblo, de modo que la felicidad del pueblo reine en el territorio; prefiero, señores, como argentino, que nos quedemos donde estamos!".- (Discurso Teatro La Comedia. Córdoba 26-10-1934).

-"El Radicalismo no es simplemente un sentir político o una tendencia. El Radicalismo es una religión de amor a la patria, de legalidad y justicia en las instituciones y solidaridad social en la democracia; es el culto cívico de los que creen en los derechos del hombre y buscan la armonía de la convivencia colectiva mediante el régimen de la soberanía del pueblo, principio básico de esa democracia que es la organización de máximo perfeccionamiento institucional alcanzado en la civilización.
"El Radicalismo es el credo político de la República. Debemos mantener incólume su dogma cívico, rindiendo intransigentes nuestro espíritu en su fe. Ay! de aquellos a quienes la seducción, el interés o la ambición, los lleve a claudicar de estos principios! Ninguna posición, por alta que ella sea, tiene valor si se adquiere al precio de una declinación individual o colectiva".- (Discurso en el banquete de confraternidad que ofreció un grupo de correligionarios visitantes a los desterrados en Montevideo 13-12-1931).

-"La Unión Cívica Radical no puede catalogarse dentro de los partidos políticos del país; es algo que está por encima de todos ellos, es una fuerza espiritual, un estado de conciencia, radica en el alma del pueblo; en una palabra: es el pueblo mismo; tiene sus virtudes, su idealismo y su instinto. De ahí su acción a través de medio siglo que la hace ya arraigar en la historia y su sobrevivencia a los embates, a las persecuciones y a los infortunios. Por eso también vemos lo efímero de las tentativas para usurpar su título y la separación con que aleja a los que buscan bajo la capa de su ideal y de su nombre, satisfacer ambiciones materialistas. El pueblo, como el agua, busca su cauce sin que nadie lo desvíe ni le enseñe".- (Discurso ante la Honorable Convención Nacional 30-12-1934).

-"El Radicalismo es hoy, como lo fuera otrora, después del largo predominio del Régimen, una esperanza de redención social. Si llegáramos a defraudarla, si por falta de comprensión de sus hombres dirigentes no marcáramos en la acción futura de gobierno rumbos y conceptos nuevos, que llenen la gran premisa de asegurar la mayor felicidad al mayor número, si no hemos de empeñarnos en crear el estado medio entre la riqueza y la miseria de modo que, el pobre tenga asegurado un mínimum de bienestar con pan, escuela y trabajo, y el que lo ha conquistado viva libre del miedo de perderlo; si no hemos de hacer lo bastante para no contemplar el espectáculo de ver levantarse a diario nuevas ciudades, en la que, mientras el obrero con su mano construye palacios no asegura para su cabeza un solo techo. Si no hemos de reivindicar el ideal de la civilización moderna de que el obrero sea el elemento esencial y el asociado de la industria, de que el hombre está primero que la máquina y primero que el producto, y que para una nación fuerte, hacer dinero es menos importante que formar hombres; si no hemos de hacer eso, días nebulosos pueden venir para la paz social de la República; fuerzas igualmente extremas, de reacción hacia atrás las unas, de revolución las otras, pueden alterar profundamente el derrotero normal".- (Discurso ante la Honorable Convención Nacional 30-12-1934).

-"La Unión Cívica Radical encarna esa situación en la Argentina. No es tan sólo un partido político, ni simplemente una fuerza electoral mayoritaria. Es mucho más: es la representación de un estado de conciencia, es el substractum de la opinión y de la voluntad de la Nación. Su fuerza no radica en la ocupación de posiciones públicas, ni en los éxitos o en las derrotas leales o falseadas de los comicios; sino en ejercer con alta visión la representación de ese atributo supremo de soberanía, que vive enérgico y alerta en el alma popular".- (Discurso como Presidente de la Honorable Convención Nacional 24-4-1937).

-"Las combinaciones, las transacciones, son propias de los negocios, de las entidades comerciales, pero no de los partidos políticos". (Declaración efectuada al Ingeniero Juan José Del Carril en Montevideo, publicadas por el diario "Crítica" el 8-12-1931).

-"Muchas veces he hablado de intransigencia. Soy intransigente. Pero me parece que la gente no entiende bien el sentido de intransigencia y le da el alcance de intolerancia. Además, aplica este concepto al sentido de las relaciones privadas. Su sentido, en verdad, es muy distinto. La intransigencia no es la intolerancia. La intransigencia es la condición esencial de la fe a un culto, a una religión, a un principio. No se conciben principios religiosos completos si no son a base de su constante intransigencia. Intransigencia no quiere decir tozudez. La intransigencia tampoco es un concepto despectivo hacia los demás. De ninguna manera. La intransigencia no es un repudio a las personas; es un repudio a los pactos. Y es un repudio a los pactos, porque el pacto es la negación de la completa idea que se sostiene. Sea cualquiera, el pacto es un "do ut des" de los romanos, es a base de perder algo. Y yo pregunto, puede, quien sostiene una virtud, negociar un pacto con respecto a esa virtud? En modo alguno. Tenemos que ser intransigentes, si no, desapareceremos. Con intransigencia y virtud, siempre habrá ciudadanos argentinos que la mantengan. (De su último discurso, pronunciado en su domicilio particular ante un numeroso grupo de correligionarios 5-4-1945).

-"Hoy más que nunca nuestro partido debe mantener firme su tradicional intransigencia que, como dije en ocasión análoga a ésta al inaugurar la anterior Convención, la intransigencia no es un repudio a los demás, sino la convicción de la verdad de sus principios y agregaba entonces, como afirmo ahora: "Los acercamientos a tendencias opuestas o aún distintas, no robustecen las propias ideas, podrán llevar al partido al gobierno, pero fatalmente lo arrastran a su descomposición". (De su discurso como Presidente de la Honorable Convención Nacional 24-4-1937).

-"Se hace el distingo entre radicales intransigentes y no intransigentes. A mí me parece, señores, que hay en esto un profundo error de interpretación. La intransigencia es la lealtad a los principios que se sostienen, es simplemente la lealtad en la manera de proceder, de pensar y de sostener una idea. La intransigencia no es la intolerancia. La intransigencia es un estado de conciencia. Por ello, señores, que no se pueda decir radicales intransigentes y no intransigentes. Radical e intransigente es una sola cosa". (Discurso ante la Honorable Convención Nacional 29-5-1939).

-"Creo, pues que debemos hacer desaparecer de nuestro partido el distingo de radicales intransigentes y no intransigentes. Al decir radical, se dice lo primero, y al decir que no es intransigente, se dice que no es radical. Esa misma intransigencia nos lleva a establecer la manera de proceder del partido". (Discurso ante la Honorable Convención Nacional 29-5-1939).

(Clasificación y compilación: Dr. Diego Barovero. Gentileza del Sr. Ricardo Pueyrredón)

lunes, 20 de agosto de 2012

Talones al portador



de Joaquín Sabina (*) 

A mí turbia conciencia le debo
almohadas en vela,
a una intrusa el ardiente placebo
de carne sin tela.

A los años les debo las canas
que siembran los años,
al futuro la oscura mañana,
el postrer desengaño

A un eclipse de musa le debo
mis versos más ñoños,
a la copa de ajenjo que bebo
el gingseng del otoño.

Al presente le debo la vida
de cuerpo presente,
al ayer una copa, una herida
fugaz e insolvente.

A la escuela le debo sumandos
que sumaban poco,
mí maestro enseñaba lampando
tan cuerdo y tan loco.

Dando cuerda al reloj del revés
en mitad de la calle,
la desesperación, los porqués,
la razón y el detalle.

Yo pensé que en denantes los treinta,
desde el homo fáber,
el artista pagaba su cuenta
de efebo cadáver.

Pero luego la parca, ya veis,
hace bises en vida,
me tenéis a los cincuenta y seis
cultivando la herida.

La cuestión cuando llama a mí puerta
mundanal ruido
son las ordenes claras y ciertas
de que ando reunido.

Con los pájaros que sobrevuelan
mí innoble cabeza,
y la media lunita que riela
el mar de mí pereza.

Al desliz de un cupido insolente
le debo la vida,
al amor el amor de la gente
en los tiempos de sida.

A la suerte debo la fortuna
de haberte encontrado,
a la noche las mil una lunas
de miel que he gozado.

(*) del libro "Versos satíricos, esta boca es mía" 

viernes, 17 de agosto de 2012

Mario Abel Amaya



Fue un militante de la Unión Cívica Radical. Lucho toda su vida por sus ideales, entre ellos, la vigencia de las Instituciones democráticas y los Derechos elementales de las personas. En este sentido, su abnegada lucha por los Derechos Humanos, fue motivo más que suficiente, para que fuera secuestrado en el mes de agosto de 1976, por la dictadura militar que había tomado el poder en la Argentina unos meses antes.  

Mario Abel Amaya nació un 3 de agosto de 1935, en la localidad de Dolavon, Provincia de Chubut. Su familia se había trasladado a esa Provincia patagónica, porque su padre era docente y fue a trabajar al sur, dejando atrás su Provincia natal de San Luís. 

Una vez finalizados sus estudios primarios, cursó la secundaria en la ciudad de Trelew, para más adelante estudiar la carrera de abogacía y comenzar en ese ámbito con su actividad política, militando con compromiso en favor de los ideales de la Reforma Universitaria.

Mario Abel Amaya, se afilió a la Unión Cívica Radical, y fue uno de los miembros que fundaron el Movimiento de Renovación y Cambio, cuyo máximo dirigente era Raúl Alfonsín. Mario fue un importante dirigente del radicalismo en su Provincia. En este sentido, fue electo Diputado Nacional en las elecciones nacionales que tuvieron  lugar en el año 1973. Cabe destacar, la pasión puesta en su tarea política, la cual, desarrollaba siempre en el marco de sus ideales y convicciones.  

Su búsqueda fue permanente en la consecución de un Radicalismo más activo y militante. En este sentido, más allá de las formalidades partidarias, no dudo en defender durante la dictadura de Onganía (1966-1973), a dirigentes estudiantiles,  políticos  y obreros, entre ellos, a Agustín Tosco.     

Una vez producido el golpe de Estado de 1976, Mario Abel Amaya fue detenido por un grupo de tareas perteneciente a las Fuerzas Armadas, un día 17 de agosto de 1976, en su domicilio de la ciudad de Trelew. Una vez consumado el secuestro, su paradero era incierto, hasta que se supo que había pasado por las cárceles de Bahía Blanca y Rawson, para finalmente ser trasladado a la Unidad 8 del Servicio Penitenciario Nacional. En este último lugar de detención, fue torturado hasta que producto de los vejámenes a los que fue sometido, debió ser trasladado al Hospital Penitenciario. Allí pasó sus últimos días, donde falleció un día 19 de octubre de 1976. 

Mario Abel Amaya, al momento de morir tenía tan sólo 41 años, no se lo podía acusar de ningún cargo o delito, ya que siempre estuvo alejado de las prácticas violentas. Se cumple un nuevo aniversario de su detención y muerte. En tal sentido, el permanente recuerdo de su militancia, nos lleva a concluir que fue un ejemplo de lucha por los derechos de los más débiles y la consecución de una democracia social. Cabe destacar que como parte de un merecido homenaje, una Escuela de Trelew lleva su nombre.

Mario Abel Amaya, fue un ejemplo de quienes por la ideología y principios del Partido Radical, lo dieron todo a cambio de nada. En este sentido, se convierte en la actualidad en una referencia a tener en cuenta, al menos, si la idea de la mayoría de los militantes y dirigentes de la Unión Cívica Radical, es dotar al radicalismo del futuro, de la tan necesaria vocación de poder, a partir de la formación de nuevos cuadros y la promoción de dirigentes, con el fin  que estos  puedan abordar y dar  solución, los temas nacionales no resueltos. Los radicales debemos honrar a quienes ofrecieron su vida militando por un  país mejor, y la mejor forma de homenajearlos, es redoblando nuestros esfuerzos militantes, para consolidar definitivamente las instituciones democráticas en nuestra República Argentina.  


Profesor César Arrondo 
Foro de Historiadores Radicales