Más allá de las duras críticas de los amigos, comer bruschettas en el mar tiene su encanto.
Esta delicia itálica, simple pero sabrosa, preparada con pan de campo o de la ciudad, impregnado el mismo con ajo, oliva, y un touch de pimienta, más unos buenos tomates acompañados ellos con albahaca, un toque de mozzarella o de jamón crudo, más la infaltable cerveza o un buen tinto son el augurio del inicio de una buena noche marina y electrónica en la ciudad de Rosario.
En mí modesta opinión el sabor de esta delicia opaca holgadamente los comentarios del tenor hubiese preferido un buen entrecot o una tira asada, con papas fritas. En la mesa de los amigos creo que soy un ser incomprendido. Ja!
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