sábado, 2 de abril de 2011

Por el derecho a la movilidad


Reflexiones, por Carlos Vila (*)

Circular en auto, tomar taxis o remises en determinadas franjas horarias, viajar en colectivo, andar en moto o en bicicleta, caminar por veredas, encontrar lugar público o privado para estacionar o simplemente poder desplazarse en condiciones óptimas en el caso de personas con capacidades diferentes, son algunas de las situaciones que vulneran el derecho a la movilidad de los rosarinos.

Convivimos con un sobredimensionado parque automotor, calles y avenidas desbordadas y deterioradas, políticas que no dan respuestas al ordenamiento ni al control del transporte privado (autos, motos, bicicletas, vehículos de carga), un deficitario transporte público masivo de pasajeros sobre el que falla el poder de policía; así como una escasa cantidad de rampas para quiénes las necesitan, siendo estos algunos de los factores que aportan al debilitamiento de ese derecho.

Lejos de formular un extenso diagnóstico sobre el problema de la movilidad en Rosario, es menester trabajar en la resolución del mismo. En ese sentido es prioritario discutir, diseñar y ejecutar un plan urbano de movilidad que de respuestas a los problemas que cotidianamente en esta materia se plantean.

Abordar un plan urbano de movilidad con toda la complejidad que el mismo conlleva requiere de un amplio debate ciudadano y, fundamentalmente, de fuertes compromisos políticos que garanticen los recursos que hacen falta. No hay margen para improvisaciones o para concepciones de hacer que se hace, porque ello redunda en que los problemas sigan subsistiendo o peor aún agravándose.

En ese contexto este aporte está inscripto en la necesidad de impulsar un debate racional, sensato y responsable en torno a pensar qué ciudad y qué medios de transporte queremos y en cómo se conjugan de modo equilibrado movilidad y habitabilidad.

La ciudad necesita de aproximaciones innovadoras para dar respuesta a problemas crónicos y también para adelantarse a los cambios que nuestra sociedad va desarrollando.

Centrar esfuerzos en la generación de políticas que alivien el tránsito, que aseguren un eficiente transporte público masivo de personas, incluyendo las alternativas de subtes y trenes, y que propicien un medio ambiente más sano, tendrá que ver con asumir el compromiso de generar una ciudad más amable para con sus habitantes.

Una ciudad que asegura el derecho a la movilidad de sus ciudadanos cuenta con líneas de colectivos y trolebuses con recorridos y frecuencias acordes a las necesidades de los usuarios. Un buen servicio ahorraría el uso de automóviles y dejaría de exponer a los pasajeros al riesgo de la inseguridad producto de las demoras.

Una ciudad que garantiza la movilidad de sus habitantes asegura un servicio de taxis y remises que funcione de modo óptimo las 24 horas del día en todos los barrios, a través de un estricto contralor municipal.

Una ciudad que brega por la movilidad de los rosarinos implementa servicios de tranvía y monorriel conjugando rapidez, seguridad y los beneficios de estar aportando a preservar el medio ambiente. La recuperación de su servicio de trenes permitiría integrar ciudades del área metropolitana, uniendo incluso a Rosario con otras regiones del país.

Una ciudad como la nuestra galvaniza su compromiso por el derecho a la movilidad cuando amplía la oferta de transporte masivo de pasajeros a través del subte o metro, con distintas líneas que recorran las principales arterias de nuestra ciudad, con origen y destino en ciudades del Gran Rosario, posibilitando además el desarrollo de nuevos centros comerciales en las distintas paradas, tal como sucede en las ciudades que cuentan con esta posibilidad.

Una ciudad que acepta el desafío de brindar movilidad a sus ciudadanos estimula el uso de bicicletas, brindando un adecuado diseño urbano y mayores facilidades y seguridades para los ciclistas. Esto además ayudaría a disminuir la muy elevada contaminación sonora que padecemos a diario.

Una ciudad comprometida con el derecho a la movilidad instrumenta políticas de prevención que tengan como objetivo la reducción de víctimas en materia de accidentes de tránsito, reconstituye la presencia del Estado a través de un eficiente contralor, concreta redes de estacionamientos para aliviar las arterias vehiculares, y erradica en forma definitiva sus calles de tierra.

Puede sostenerse que apostar a un modelo que consagre el máximo aprovechamiento del transporte público de pasajeros por parte de los ciudadanos, ampliar servicios, mejorar prestaciones y respetar el medio ambiente, nos posibilitará llegar a horario a trabajar, a clases, al médico o simplemente al cine, erigiendo a Rosario en una ciudad como tantas otras donde se asegura la plena vigencia del derecho a la movilidad.

(*) Candidato a concejal.

Publicado en Diario La Capital http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2011/4/edicion_882/contenidos/noticia_5240.html

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